Planear el futuro no es diferente a sentir esperanza, a ilusionarse con lo posible, a permear al del lado con ideas que toman fuerza desde la unidad y, que se convierten en una ruta y un camino. Cobra sentido, en este mundo cortoplacista, marcado por una pandemia, la crisis climática y los nuevos conceptos sobre gobernanza, encontrar un propósito integrador para hacer del futuro, un futuro viable.
Las posibilidades de lograrlo son infinitas. Desde 2021, comenzamos en Antioquia, el diálogo social más ambicioso, plural y diverso de la historia de este departamento, no fue tarea fácil convocar en medio de los confinamientos, pero sentimos con el pasar de los encuentros la ilusión de las comunidades, de los ahora más de 30 mil ciudadanos que participaron en más de 1.440 talleres, que han puesto sobre la mesa sus sueños y creen en la oportunidad de ser protagonistas de la transformación de sus territorios.
La Agenda Antioquia 2040 es un plan prospectivo que incluye los programas, proyectos e inversión para los próximos veinte años y un sistema de seguimiento y evaluación a mediano y largo plazo, además de la propuesta de un modelo de desarrollo territorial que tiene las regiones y sus capacidades como protagonistas.
Este gran diálogo nos ha reiterado la importancia de escuchar, del respeto, de implementar la no violencia como estrategia y de incorporar los datos a la realidad de cada territorio para la toma de decisiones estratégicas, pensadas por los ciudadanos y ciudadanas, los sectores sociales, productivos y económicos y el gobierno, en donde no existen los intereses particulares y la inspiración son los sueños de todas y todas. Pero, además, nos pone sobre la mesa la necesidad de reconocer las particularidades de cada municipio, la diversidad cultural, su potencial y los retos.
Lo más valioso es que éstos, aunque diferentes, terminan interconectados con los retos mundiales, esos desafíos que lograron que gobiernos locales y regionales reafirmaran su compromiso por la difusión y la implementación de agendas mundiales, que no pueden ser llevadas a cabo de manera aislada, para responder a esos desafíos se necesitan estrategias integradas y articuladas y sobre todo, localizadas.
Esto nos exige una gobernanza multinivel, en donde todos compartamos información y desde ese propósito integrador gestionemos de manera responsable y óptima las decisiones sobre el territorio. Implica no dejar a nadie por fuera del futuro, crear espacios para la co-creación y la validación, y compartir con la ciudadanía la planeación territorial, esa es la base de la Agenda Antioquia 2040, que conectada con otras agendas prospectivas está trazando el camino hecho con las manos y corazones de la sociedad antioqueña.
El momento de las regiones, un nuevo modelo de desarrollo territorial.
La planificación del mundo ha pasado por muchas eras. Hoy estamos dejando de lado las grandes metrópolis y está llegando el momento de las regiones, la prioridad debe ser la protección de la vida urbana, rural y de los ecosistemas.
Poder realizar proyectos y programas de interés común, que generen impacto más amplio en los territorios y no solo en los municipios limítrofes, es una apuesta en la que deben estar comprometidos todos los gobiernos. Para ello, la asociatividad territorial es el mecanismo más idóneo para aprovechar potencialidades y superar “cuellos de botella” en la gestión del territorio, sin poner en riesgo la autonomía de cada municipio o departamento. Lo más importante es que partimos de la confianza, la gobernanza común, fomentamos la innovación, y pensamos proyectos desde la institucionalidad para que haya sostenibilidad en el tiempo.
Por eso, desde la Agenda Antioquia 2040, la ruta a largo plazo construida desde el diálogo social con todos los actores y fuerzas vivas del territorio, proponemos un modelo de desarrollo territorial, que desde tres ámbitos o áreas estratégicas permite ver Antioquia desde sus potencialidades andinas, pacífica y caribe. Justamente, el corazón de este sistema territorial o la médula, es una ciudad larga de cuatro corazones, que se configura con las subregiones Oriente, Valle de Aburrá, Occidente y Urabá.
Se plantea entonces un sistema de ciudades intermedias conectadas más allá de la tecnología y de las vías, sino articuladas con las instituciones y la oferta de las empresas privadas. Es decir, con una gobernanza que comprende las necesidades de la sociedad y que su planificación es sensible a ella; una gobernanza fortalecida desde lo regional, que deja atrás el modelo centralizado y escucha las voces de todos los territorios.
La tendencia de la planificación urbana y estratégica está enfocándose cada vez más a localizar las acciones en las pequeñas urbes para dar respuesta a las necesidades ciudadanas y dotar de capacidades el territorio.
Por ello, en el modelo de desarrollo territorial que proponemos desde la Agenda Antioquia 2040, que son los macroprocesos territoriales, lo que buscamos justamente es plantear esos polos o áreas estratégicas, que de manera global reconocen en el territorio unas oportunidades y que busca potenciarlas al máximo para que en el mediano y largo plazo logremos la equidad, que es sinónimo de desarrollo.
Se trata entonces de consolidar las regiones como ejes y esto se logra con el trabajo conjunto, no solo entre municipios, sino también entre las mismas regiones y también fortaleciéndose desde la asociatividad y el trabajo supradepartamental.
El mundo en el que vivimos exige continuamente de trabajo colaborativo, interdisciplinariedad, creatividad, innovación y comunicación asertiva, por ello, el diálogo es una oportunidad para planificar el territorio y utilizar la resiliencia del mismo para cerrar las brechas de inequidad.
- Para conocer más sobre la Agenda Antioquia 2040 acceda a la nuestra página web: https://agendaantioquia.com/
- Para interactuar con los resultados del diálogo de la Agenda Antioquia 2040, los invitamos acceder al tablero de la participación territorial: https://bit.ly/3E74zTR