Ciudades CIDEU

Participación ciudadana como pilar del desarrollo urbano sostenible: El Cuerpo de Inspectores Urbanos Ciudadanos

En la búsqueda constante por mejorar la calidad de vida urbana y avanzar hacia ciudades más sostenibles, la participación activa de la ciudadanía se erige como un elemento clave. En esta lógica, el Plan Estratégico de Desarrollo de la Provincia Espaillat, en República Dominicana, promueve la implementación del Cuerpo de Inspectores Urbanos Ciudadanos, una iniciativa que promueve la colaboración entre las autoridades locales y la población para fortalecer la gobernanza urbana y garantizar la sostenibilidad de los espacios urbanos.

Nace como respuesta a la necesidad de involucrar a la comunidad en la gestión del espacio público, permitiendo una participación directa y activa en la observación y denuncia de problemáticas urbanísticas que afectan el bienestar común. Esta figura busca mejorar la infraestructura y el entorno urbano, así como fomentar la conciencia ciudadana y el sentido de responsabilidad con el entorno, elementos esenciales para avanzar en el desarrollo urbano sostenible.

Es un modelo de voluntariado que tiene como objetivo dotar a inspectores/as urbanos/as registrados/as de las capacidades técnicas necesarias para abordar situaciones que requieren intervención, tales como barreras arquitectónicas, vertidos ilegales de residuos o construcciones sin licencia, entre otros. Así, este cuerpo contribuye a la identificación de problemáticas locales y la formulación de soluciones, alineadas con los objetivos de desarrollo urbano sostenible (ODS).

La implementación de este modelo promueve la participación e integra una visión inclusiva y diversificada que tiene en cuenta la equidad de género y la accesibilidad para personas con discapacidad. La inclusión de todos los sectores de la sociedad en el proceso de vigilancia urbana es esencial para lograr un entorno urbano justo, donde cada persona, independientemente de su condición, tenga acceso a un espacio público libre de barreras físicas, sociales y culturales.

Uno de los aspectos más destacables es que el Cuerpo de Inspectores Urbanos Ciudadanos está compuesto por personas que no están motivadas por compensaciones económicas, sino por un sentimiento altruista y solidario con el desarrollo de su comunidad. Esto, sumado a la formación y el apoyo continuo que reciben, fortalece la gobernanza local y mejora la capacidad de los municipios para abordar desafíos urbanos de manera más eficiente y participativa.

Hasta la fecha, esta iniciativa ha sido adoptada en cuatro municipios de la Provincia Espaillat: Moca, Jamao, Cayetano Germosén y Gaspar Hernández, con un total de 50 personas voluntarias en proceso de formación. Este proceso de capacitación técnica es fundamental para asegurar que están bien equipadas para identificar problemas y ofrecer soluciones basadas en un conocimiento profundo del territorio. Además, es crucial que las autoridades locales reconozcan el trabajo de estas personas y faciliten su integración en los procesos de toma de decisiones y en la gestión de recursos.

La creación del Cuerpo de Inspectores Urbanos Ciudadanos es, sin duda, un paso positivo hacia la construcción de ciudades más inclusivas y sostenibles. Sin embargo, se deben seguir explorando estrategias que permitan fortalecer el compromiso de la ciudadanía con el desarrollo urbano, promoviendo la denuncia de los problemas y la propuesta activa de soluciones.

También ampliar la formación de personal voluntario en áreas como gestión ambiental, derechos humanos y gobernanza urbana, para asegurar que están preparados/as para abordar problemas más complejos de manera integral. Asimismo, se debe fomentar una mayor coordinación entre el cuerpo de inspectores/as y las autoridades municipales, para garantizar que las acciones tomadas tengan un impacto real en la mejora de los espacios públicos.

Además, el involucramiento de las mujeres y grupos vulnerables en estos procesos es esencial para lograr un cambio significativo. La inclusión de la perspectiva de género en la inspección urbana contribuirá a crear un entorno más seguro y accesible para todas las personas, independientemente de su sexo, edad o condición física.

El Cuerpo de Inspectores Urbanos Ciudadanos es una propuesta innovadora que sirve como referente de buenas prácticas en República Dominicana, pues fomenta la participación ciudadana como herramienta para la mejora continua del entorno urbano. Este tipo de iniciativas, alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y los principios de gobernanza democrática, tienen el potencial de transformar las ciudades, haciendo de ellas espacios más sostenibles, inclusivos y resilientes.

Es necesario seguir apoyando y desarrollando este tipo de iniciativas voluntarias, que benefician a las comunidades locales, y contribuyen al fortalecimiento de una ciudadanía responsable y comprometida con el bienestar común.

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Ciudades CIDEU, Sostenibilidad

Cuenca: Transformando residuos en energía limpia

La sostenibilidad urbana y la eficiencia energética se han convertido en ejes claves de las estrategias urbanas para las ciudades de todo el mundo, especialmente en un contexto de creciente preocupación por el cambio climático y la contaminación ambiental. La ciudad de Cuenca, en Ecuador, ha dado un paso innovador al implementar un proyecto de generación de energía a partir de biogás en su relleno sanitario de Pichacay. Este proyecto no sólo ha permitido la producción de electricidad limpia, sino que también ha contribuido a la reducción de gases de efecto invernadero y ha fomentado una nueva percepción de los residuos sólidos como recursos valiosos. A través de la colaboración público-privada y la participación comunitaria, Cuenca se ha posicionado como un modelo a seguir en América Latina.

Biogás y energía limpia: un hito para Cuenca

En julio de 2017, Cuenca inauguró la central de generación a biogás en el relleno sanitario de Pichacay, marcando un avance significativo en la producción de energía limpia. Este proyecto utiliza los residuos sólidos como recurso, extrayendo biogás, compuesto principalmente de metano, para generar electricidad. El metano, uno de los gases de efecto invernadero más potentes, es un subproducto de la descomposición de la materia orgánica en los desechos. A través de un sistema de tuberías, el gas se captura y se utiliza para accionar motores de combustión interna que producen electricidad.

La capacidad de la planta es notable, produce aproximadamente 5.200 MWh de electricidad al año, suficiente para abastecer a 2.800 familias o cargar cerca de 1.400 vehículos eléctricos durante el mismo periodo. Este logro no sólo promueve la generación de energía renovable, sino que también convierte a Cuenca en una ciudad pionera en la gestión de residuos sólidos.

Uno de los impactos más importantes del proyecto es la reducción de gases de efecto invernadero. Desde su puesta en marcha, se han reducido 162.000 toneladas de CO₂ equivalente, lo que equivale a retirar 37.000 vehículos ligeros de las calles durante un año. Este es un avance crucial en la lucha contra el cambio climático, dado que el metano es 28 veces más potente que el CO₂ en términos de su capacidad de atrapar calor en la atmósfera.

Desafíos en el desarrollo e implementación del proyecto

El éxito del proyecto de generación a biogás en Cuenca no estuvo exento de desafíos. A lo largo de su desarrollo e implementación, surgieron varias dificultades técnicas y operativas que exigieron soluciones rápidas y eficientes.

  1. Extracción y captura de biogás: Uno de los mayores retos fue la captura eficiente del biogás generado en el relleno sanitario, antes de que se disipara. Debido a la ausencia de tecnologías para la perforación de rellenos sanitarios en Ecuador, hubo que buscar soluciones en países vecinos, implementando inicialmente pozos construidos mediante perforación para extraer y transportar el gas. Posteriormente, y hasta la fecha, se construyen sistemas continuos que se levantan al mismo ritmo de crecimiento de los cubetos de residuos. La metodología actualmente aplicada permite alcanzar una eficiencia de extracción en promedio del 30%. Mejorar esta cifra es crucial para maximizar la capacidad de generación de energía, por lo que, los procesos y mecanismos que se están implementando, apuntan a alcanzar una eficiencia del 50%.
  • Variabilidad en la producción de gas: La producción de biogás no siguió las curvas esperadas basadas en estudios previos. El biogás se generó más rápidamente de lo anticipado, lo que planteó el reto de aprovecharlo en un periodo más corto para evitar su pérdida. Esta situación obligó a la empresa a ajustar sus tiempos de operación.
  • Cambio en la metodología: Debido a la rápida depleción del biogás, se tuvo que modificar la metodología de su aprovechamiento. Este cambio impactó directamente la operación del relleno sanitario y exigió una intervención más directa por parte de la Empresa Municipal de Aseo de Cuenca (EMAC EP) y sus socios. Las nuevas prácticas incluyeron una mayor supervisión y ajuste constante en las zonas donde el gas se genera.
  • Operaciones en tiempo real: La coordinación en tiempo real entre el equipo de operaciones y EMAC EP resultó ser un desafío logístico importante. Asegurar que el biogás fuera capturado y utilizado de manera eficiente requirió una sincronización constante, lo que aumentó la complejidad operativa del proyecto.
  • Pérdidas de materia orgánica: La lixiviación y las fugas durante el proceso de descomposición de los residuos provocaron la pérdida de materia orgánica, lo que disminuyó la cantidad de biogás disponible para la generación de energía. Este fenómeno es un desafío continuo en la optimización del proceso y requiere ajustes técnicos constantes para minimizar las pérdidas.
  • Logística y construcción: La construcción de la infraestructura necesaria para el proyecto implicó un complejo proceso de coordinación de obras civiles, eléctricas y de instalación de redes de gas. La magnitud de las operaciones logísticas también supuso un reto considerable, tanto en términos de recursos como de tiempo.

Colaboración público-privada y participación comunitaria

El éxito de esta iniciativa ha sido posible gracias a la estrecha colaboración entre EMAC EP y BGP ENGINEERS, a través de la compañía mixta EMAC-BGP ENERGY CEM. Esta alianza público-privada ha superado los obstáculos logísticos y operativos, permitiendo la implementación de tecnologías avanzadas para la captura y aprovechamiento energético del biogás.

Otro componente esencial ha sido la participación activa de la comunidad. La ciudad ha promovido la clasificación de residuos en la fuente, impulsando una cultura de valorización de los residuos sólidos. A través de programas educativos y la implementación de centros de acopio y puntos limpios, Cuenca ha logrado involucrar a sus ciudadanos en la gestión responsable de los desechos, lo que ha aumentado la eficiencia del proyecto de biogás.

Perspectiva a futuro

La sostenibilidad a largo plazo del proyecto está asegurada con la expansión planificada del relleno sanitario de Pichacay, que recibe alrededor de 550 toneladas de residuos al día. Esta ampliación, que incluye sistemas de extracción de biogás, extenderá la vida útil del relleno hasta al menos 2035.

Además, la expansión incluye la construcción de una planta de compostaje financiada por la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (KOICA), que será la más grande del país. Esta planta permitirá duplicar la producción de compost, fomentando la economía circular y mejorando la sostenibilidad del sistema de gestión de residuos en Cuenca.

El proyecto de generación de electricidad a partir de biogás en Cuenca ha establecido un precedente en América Latina y el mundo. Al transformar los residuos sólidos en una fuente de energía renovable, Cuenca ha demostrado que es posible abordar los desafíos ambientales y energéticos de manera innovadora y sostenible. La experiencia de la ciudad es un ejemplo inspirador de cómo la innovación tecnológica y la colaboración efectiva pueden convertir los desafíos ambientales en oportunidades de desarrollo sostenible. A pesar de los desafíos técnicos y logísticos, la ciudad ha demostrado que, con visión y compromiso, es posible crear soluciones que beneficien al medio ambiente y a la economía local.

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Ciudades CIDEU, Congreso CIDEU, Sostenibilidad

Innovación Urbana Sostenible, el compromiso que asumen las ciudades y entidades de CIDEU

Del 3 al 5 de julio la ciudad de Zaragoza acogió el XXVI Congreso CIDEU, que contó con la participación de más de 100 representantes de 50 ciudades e instituciones iberoamericanas, quienes compartieron experiencias y aprendizajes sobre los retos que conlleva la innovación urbana sostenible en las ciudades, desde tres enfoques: tecnologías para una ciudad innovadora, innovación para una ciudad sostenible y resiliente, y gobernanza para una ciudad inclusiva. En la Asamblea General, las ciudades y entidades de la red suscribieron la Declaración de Zaragoza

Como se debatió en el pasado congreso de CIDEU en Mendoza 2023, las ciudades cobran fuerza como grandes protagonistas para afrontar los desafíos globales del siglo XXI. Los procesos de urbanización y concentración en las ciudades, la crisis climática y otras crisis encadenadas exigen respuestas innovadoras. En un mundo en cambio constante es indispensable abordar el futuro urbano desde el pensamiento estratégico, con un enfoque innovador y creativo, para responder a las necesidades del planeta y de las personas, y hacer nuestras ciudades más inclusivas, amigables y sostenibles.

Una ciudad innovadora es aquella que aúna sostenibilidad, talento, competitividad, eficiencia, inclusión y gobernanza participativa, buscando nuevas soluciones creativas a los problemas y desafíos que enfrenta. En la quinta revolución industrial, en la que adquieren protagonismo las tecnologías inteligentes basadas en una colaboración entre humanos y máquinas, también es importante abordar la utilización de las herramientas tecnológicas para dar respuesta a estos retos. De esta manera, innovación social y tecnológica van de la mano, con nuevas formas de pensar, actuar y evaluar.

Zaragoza, sede del XXVI Congreso de CIDEU, apoyado en su Estrategia Zaragoza +20, su Plan de Acción de la Agenda Urbana y el Plan Estratégico de Proyección Exterior 2022-2030, ha llevado a cabo en los últimos años políticas de desarrollo en materia de innovación urbana sostenible, avanzando hacia un territorio inteligente con las personas como centro, en el que se pueda cumplir su objetivo de ser ciudad climáticamente neutra para el año 2030, para el que ha sido elegida por la Comunidad Europea, junto con otras 100 ciudades.

Este congreso trajo la oportunidad para reflexionar conjuntamente sobre los retos de la innovación urbana sostenible en diferentes ámbitos: nuevas tecnologías, sostenibilidad y gobernanza; en concreto, se abordaron enmarcados en tres grandes conceptos: Tecnologías para una ciudad innovadora, Innovación para una ciudad sostenible y resiliente y Gobernanza para una ciudad inclusiva. Desde esta perspectiva integral de la innovación, a lo largo de tres días se compartieron experiencias, proyectos y realidades de las distintas ciudades, que dieron pistas de cómo avanzar en la planificación y gestión innovadoras de las ciudades. 

Como resultado las Ciudades socias de CIDEU reunidas en Asamblea General suscribieron la Declaración de Zaragoza cuyos principales puntos se detallan a continuación:

  • Aprobamos la necesidad de enfocar las ciudades hacia una innovación urbana sostenible, avanzando hacia territorios inteligentes con las personas como centro de las estrategias de desarrollo, con la neutralidad climática como faro de buena parte de las políticas públicas
  • Reiteramos nuestra voluntad para incorporar al pensamiento estratégico de la ciudad el papel de la sostenibilidad en la gestión urbana en todas sus acepciones, a través de proyectos específicos y de manera transversal en nuestra gestión pública. Así en el ámbito de nuestra responsabilidad en la lucha contra el reto climático remarcamos la necesidad de alinear y diseñar las medidas y recursos de mitigación y adaptación, así como de reforzar la capacidad de resiliencia urbana, y minimizar la vulnerabilidad de nuestras urbes
  • En este sentido, consideramos que la participación ciudadana puede y debe ser reforzada empleando las nuevas herramientas tecnológicas, siempre con cuidado y atención por parte de los gestores públicos para evitar la llamada ‘brecha digital’ en cuanto a su acceso a la gobernanza urbana, siempre en la óptica inclusiva de no dejar de lado a ningún residente, independientemente de su género, edad, funcionalidad, condición económica, orientación sexual o religiosa u origen, para conseguir una ciudad justa y segura, y con la mayor equidad posible.
  • Apoyamos, en la línea de la Ciudad Innovadora Sostenible objeto del presente Congreso, la transición energética, la economía circular, y la disminución de la huella de carbono, reduciendo el consumo y un uso más eficiente de la energía y los recursos, de forma innovadora tanto tecnológica como socialmente. La innovación urbana sostenible, desde el punto de vista de la gestión, e impacto de recursos y servicios de la ciudad, debe contribuir a su sostenibilidad, con planes de desarrollo equilibrados, asumiendo con rigor y adecuada previsión y planificación de futuro.
  • Abogamos por aunar resiliencia urbana y la economía del conocimiento, particularmente en el sentido de mezcla de diferentes usos urbanos. Las experiencias en diferentes continentes muestran que, dentro de las urbes, los distritos tecnológicos monofuncionales, con un único uso urbano productivo, no encajan dentro del esquema de las ciudades densas, compactas y seguras, por lo que, a la hora de plantear nuevos desarrollos urbanos tecnificados, la mezcla de usos, con la inclusión de vivienda, equipamientos y espacios verdes, es el único modo de hacer ciudad de calidad. Una ciudad que reduzca la dispersión urbana frenando la expansión incontrolada, actuando en el entorno construido, planificando en clave de proximidad.
  • Mostramos, como en anteriores ocasiones, nuestra disposición, como ciudades de la red CIDEU, a profundizar en el diálogo y en el aprendizaje permanente y mutuo, para trabajar en la generación de propuestas dirigidas a las instancias legislativas y a las administraciones, instando a los gobiernos a promover innovación y avances tecnológicos orientados hacia una perspectiva integral de ciudad sostenible, y de elevada calidad urbanística, capaz de afrontar los grandes retos sociales y medioambientales, a través de medidas regulatorias y financieras, que permitan a su vez un papel más activo de las ciudades en dichas estrategias.
  • Somos conscientes del papel que ejercen las ciudades en un desarrollo sostenible, inclusivo y equilibrado lo que supone avanzar en formas innovadoras de pensar y gestionar nuestras urbes de manera participativa y colaborativa.
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Ciudades CIDEU, Movilidad, Sostenibilidad

Movilidad sostenible, Instrumentos legales y técnicos de la ciudad de Sao Paulo para la transición hacia carbono cero

Marco normativo para la transición

La Municipalidad de São Paulo es pionera en Brasil en la elaboración de una legislación centrada en la Política Municipal de Cambio del Clima, que estableció metas para reducir drásticamente las emisiones de CO2, NOx e MP hasta 2038, para contribuir al cumplimiento de los objetivos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Uno de los temas prioritarios es promover acciones en materia de movilidad, ya que el sector transporte es responsable de más de la mitad de las emisiones, según datos de los inventarios de gases de efecto invernadero GEI. Para avanzar en esta dirección, la gestión municipal ha desarrollado planes y programas que promueven la transición hacia una movilidad más sostenible y baja en carbono:

  • Plan Maestro Estratégico. Ley municipal que orienta el desarrollo y crecimiento de la ciudad hasta el 2029. Prioriza el transporte público colectivo y la movilidad activa; vincula la política de desarrollo urbano a la política de movilidad, prevé la ampliación, cualificación e integración de los sistemas de movilidad; establece fuentes de financiamiento permanente y define lineamientos y plazos para la elaboración participativa del Plan Municipal de Movilidad. Es el instrumento de planificación y gestión del Sistema Municipal de Movilidad Urbana, los medios e infraestructuras para el transporte de mercancías y personas. El Plan prioriza el fomento de modos de movilidad más sostenibles, impulso de la movilidad activa, mejora de la accesibilidad y seguridad del sistema de movilidad y democratización del espacio viario.
  • Programa de Metas de la gestión (2021-2024). Dentro de sus objetivos, incluye lograr que al cierre del 2024, el 20% de la flota municipal este compuesta por autobuses eléctricos (2700 autobuses), con lo cual también se contribuye al cumplimiento dela Ley de Cambio Climático.
  • Plan de Acción Climática de São Paulo propone 43 acciones de mitigación y adaptación al cambio climático para la ciudad, incluyendo: Minimizar el uso del transporte individual; Promover la movilidad activa; Incrementar la adopción de fuentes de energía renovables; Sustitución gradual de las flotas de vehículos municipales por vehículos que no utilicen combustibles fósiles; Acciones de educación ambiental y climática.
  • La Agenda Municipal 2030 adoptada por São Paulo como directriz de políticas públicas, basado en la Agenda 2030 de Brasil y en el Plan de Acción Global. Incluye la meta 11.2 que busca proporcionar a todas las personas el acceso a sistemas de transporte seguro, sostenible y de bajo costo, priorizando a las personas más vulnerables, mujeres, niños/as y las personas mayores.

Electrificación de la flota de transporte público de la ciudad

Para materializar y monitorear el cumplimiento de la apuesta de electrificar el 20% de la flota de buses municipales, se creó El Comité Directivo del Programa de Monitoreo de Reemplazo de Flota con Alternativas Más Limpias, que delibera sobre formas de reducir emisiones y apoya la implementación de recomendaciones y lineamientos establecidos por las leyes, dentro de los cuáles se incluye la adquisición de autobuses eléctricos. El proyecto implica un financiamiento de R$ 5,75 mil millones (aproximadamente 1.15 mil millones de dólares), que están así distribuidos:

  • R$ 2,5 mil millones del BNDES – Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social
  • R$ 2,5 mil millones del BID – Banco Interamericano de Desarrollo 
  • R$ 250 millones del Banco do Brasil
  • R$ 500 millones de la CEF – Caja Económica Federal
  • Contrapartida de la Municipalidad: R$ 165 millones
  • Empresas de autobuses con mayores subsidios: R$ 2 mil millones

La empresa Enel X compró cerca de 50 autobuses y los revendió a empresas mediante leasing. Después la Municipalidad empezó a adquirir y traspasar los vehículos a las empresas, a través del modelo de subvenciones. Pero, los garajes necesitan una adaptación, con  zonas específicas para este tipo de vehículos, para aparcar autobuses y cargar baterías, con cobertura, mayor distancia entre colectivos, equipamiento propio, aislamiento del suelo y profesionales con formación específica. Según el volumen de cargadores desplegados y utilizados simultáneamente, la subestación necesitará tener alta tensión, con la necesidad de inversiones más allá de los límites del garaje y la terminal. Cada vehículo propulsado por tracción eléctrica deja de emitir anualmente, en promedio: 0,24 toneladas de NOx (óxidos de nitrógeno); 0,002 toneladas de PM (partículas); 106 toneladas de CO2 (dióxido de carbono).

Desafíos y oportunidades en la transición hacia carbono cero

En Brasil, la política energética, de combustibles y automotriz es responsabilidad del Gobierno Federal. La flota municipal (2023) suma más de 13 mil autobuses, lo que impone un aumento en la producción de autobuses eléctricos en el país, además del aumento de la intermodalidad en función de la planificación del transporte integrado con el Gobierno del Estado.

Además, existe una marcada cultura del uso del vehículo privado. El elevado costo de los vehículos eléctricos; retraso en la recaudación de fondos; la capacidad de la industria y la adaptación de la infraestructura de energía eléctrica son algunos de los obstáculos para acelerar este proceso, además de la dificultad para adaptar la red de suministro de energía eléctrica a la nueva demanda de consumo en los garajes.

El liderazgo económico y político de la ciudad de São Paulo impulsa a otras ciudades a superar el alto costo inercial de la transformación. Otras de las acciones que se están llevando a cabo son:

  • Ampliación de la base productiva de autobuses y vehículos eléctricos por parte de varias industrias, como Eletra (100% nacional) para atender el proceso de transición energética en las ciudades.
  • Creación del Programa Domingão Tarifa Cero, implementado en diciembre/23, otorga tarifa cero en autobuses los domingos para pasajeros/as, amplía y fomenta el uso de los autobuses, sus resultados muestran un aumento alrededor de un tercio más de personas en los autobuses. 

Ampliación del Programa Calles Abiertas, que prioriza la calificación del espacio urbano en función de las necesidades de los peatones; apertura de calles a los peatones los domingos y festivos.

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Ciudades CIDEU, Género

Priorizar los cuidados en las políticas urbanas para sostener la vida

En los últimos años, y gracias a las reivindicaciones del movimiento feminista, los cuidados se han convertido en un tema de la agenda política pública. Sin embargo, esta visibilidad no siempre se ha complementado con acciones concretas para mejorar la materialidad de los cuidados en los espacios urbanos.

Los entornos urbanos son el escenario en el que se desarrolla nuestra vida cotidiana, en una estructura urbana que se define por los valores de una sociedad capitalista y patriarcal, dos sistemas que se retroalimentan. El sistema patriarcal naturaliza e invisibiliza las tareas reproductivas, por lo que también son olvidadas a la hora de planificar el territorio y diseñar políticas públicas.

Barueri, Brasil – Timinho Livelo, Livelo, Alphaville. Foto: Marcelo Pereira / FOTOKA

Los entornos urbanos se han configurado a partir del dualismo público-privado que segrega el espacio según estos dos ámbitos y le asigna funciones específicas (productivo-repro­ductivo), a las que también se le atribuyen categorías genéricas (masculino-femenino). Nuestras ciudades continúan construyéndose a partir de la división sexual del trabajo, que sitúa los cuidados en el ámbito privado, responsabilizando casi exclusivamente a las mujeres de su desarrollo y priorizando las actividades productivas en el diseño del espacio urbano. La desvalorización social de los cuidados se traduce en políticas públicas que no incluyen las necesidades derivadas de la sostenibilidad de la vida cuando se planifican los espacios urbanos, se organizan los horarios o se diseñan programas culturales, sociales, deportivos o de ocio.

Dolors Comas d’Argemir[1] (1993) define los cuidados como todas aquellas actividades que se realizan para el bienestar físico, psíquico y emocional de las personas.

Se pueden clasificar los cuidados en directos e indirectos. Los directos se refieren a las actividades realizadas directamente con las personas a quienes se dirigen: dar de comer a un bebé, atender una persona enferma, charlar con una adolescente, etc. Los cuidados indirectos aluden a las actividades que tradicionalmente se denominaba como trabajo doméstico: limpiar la casa, la ropa, cocinar, hacer la compra y también todas las tareas de gestión y organización de los trabajos del hogar (Carrasco, Borderías y Turns, 2011[2]).

La dimensión social de los cuidados nos permite identificar, quiénes son las personas que proveen de cuidados, como a quienes son receptoras. En relación a quién los recibe, diferentes autoras feministas (Carrasco, Borderías y Torns[3]; Pérez Orozco y López Gil[4]; Herrero[5]) reivindican la dependencia como característica innata de los seres humanos, en contraposición a la quimera capitalista de la autosuficiencia y el individualismo, por lo tanto, todas las personas somos receptoras de cuidados. Sin embargo, la intensidad de cuidados que necesita cada persona son diferentes y éstos pueden incrementarse en ciertos momentos de la vida, que pueden tener que ver con el ciclo vital, pero también con estados de salud mental o sobrecarga de actividad. Reconocer la heterogeneidad de los cuidados permite visibilizar la diversidad de estructuras, herramientas y estrategias necesarias para proveerlos.

Por otro lado, la distribución de los trabajos de cuidados sigue recayendo principalmente en las mujeres, tanto si éstos son remunerados, como si se dan en el marco de la responsabilidad familiar y los roles de género. En el Estado español, las mujeres dedican el doble de horas semanas a los trabajos de cuidados según el INE; en América Latina y el Caribe las mujeres dedican un 19,6% de su tiempo al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado mientras que los hombres apenas un 7,3%, de acuerdo con los cálculos de la CEPAL.

Es importante analizar la feminización de los cuidados, ya que la falta de condiciones materiales adecuadas para cuidar, convierte al trabajo de cuidados es un vector que genera desigualdad, y que impacta en la economía, la pobreza de tiempo y la salud física y mental de las personas cuidadoras. Esta situación es transversal a las diferentes posiciones en relación con los cuidados: trabajadoras en el sector económico de los cuidados; cuidadoras de personas dependientes; o personas con diversidad funcional que se autocuidan o cuidan a otras personas.

Si pensamos en los cuidados desde su dimensión espacial, es decir, sobre cómo el espacio urbano acompaña a la heterogeneidad de actividades de cuidados que se desarrollan cotidianamente, es evidente que existen grandes carencias. Nuestros espacios urbanos no están pensados para proporcionar un apoyo físico para la vulnerabilidad, que es innata en la vida. Solo hay que prestar atención al espacio que ocupan los coches en las calles, a diferencia del espacio delimitado para las personas viandantes; el número de bancos en proporción a los asientos de terrazas en los espacios públicos; la falta de espacios para la atención a los cuidados como guarderías o centros para personas mayores; o las carencias dotacionales de baños públicos, fuentes o vegetación, entre otros muchos ejemplos.

En 2015, Col·lectiu Punt 6, apelando a la necesidad de un cambio de estructural de paradigma urbano, definimos el concepto de ciudad cuidadora, como una ciudad que te cuida, te deja cuidarte, te permite cuidar a otras personas y cuida del entorno y que pone a las personas en el centro de las decisiones urbanas teniendo en cuenta la diversidad de experiencias, necesidades y deseos.

El primer paso es analizar cuáles son los recursos, espacios y redes que existen para cuidar en cada territorio. Una vez identificados estos elementos pensar en cómo se puede coser el territorio, desde un paradigma de no crecimiento, sino de restauración, cooperación y conexión.

No existe una fórmula mágica para construir ciudades y territorios cuidadores, pero el espacio tiene que cumplir determinadas características, desde las diferentes escalas, para favorecer y facilitar las tareas y la gestión de los cuidados (tanto el autocuidado como el cuidado de otras personas): proximidad, continuidad, accesibilidad, conciliación, autonomía, corresponsabilidad, dotación, seguridad y habitabilidad.La transición hacia una ciudad cuidadora significa poner los cuidados en el centro desde una perspectiva política y feminista. Es decir, reivindicando que son imprescindibles para la sostenibilidad de la vida, pero sin construir una imagen idealizada y naif. Los cuidados nos comportan alegrías, aprendizajes, sentirnos acompañadas, pero también comportan esfuerzo, dolor, agotamiento, frustración y tristeza. Repensar los territorios desde las necesidades de los cuidados mejoraría las condiciones de vida materiales e inmateriales de muchas personas y fomentaría una sociedad corresponsable con los cuidados. El ámbito municipal es lo más próximo a la ciudadanía, por lo cual tiene la capacidad de conocer de manera más directa las necesidades de las personas en relación con la provisión de los cuidados, y también de proporcionar un apoyo material a estas. El papel de los municipios tiene que ser proporcionar un apoyo físico adecuado para satisfacer la red compleja de cuidados que es necesaria para sostener la vida. Afortunadamente, hoy tenemos ejemplos de municipios que están apostando por prácticas que dotan de contenido la reivindicación feminista de sostener la vida.


[1] Comas, d’Argemir, M D (1993) “Sobre el apoyo y el cuidado. División del trabajo, género y parentesco”. En Perspectivas en el estudio del parentesco y la familia, VI Congreso de Antropología FAAEE/Asociación Canaria de Antropología, Tenerife. 1993. p. 65-82.

[2] Carrasco, Cristina; Borderías, Cristina y Torns, Teresa (2011) “Introducción. El trabajo de cuidados: antecedentes históricos y debates actuals” En: Carrasco, Cristina; Borderías, Cristina y Torns, Teresa (ed) El trabajo de cuidados. Historia, teoría y políticas Colección economía crítica y ecologismo social, los libros de la Catarata

[3] Idem [4] Pérez Orozco, Amaia y López Gil, Silvia (2011) “Desigualdades a flor de piel: cadenas globales de cuidados: concreciones en el empleo de hogar y articulaciones políticas: concreciones en el empleo de hogar y articulaciones políticas” ONU Mujeres Santo Domingo[5] Herrero, Y. (2017) “Economía ecológica y economía feminista: Un diálogo necesario” En Carrasco Bengoa, C. y Díaz Corral, C. (eds.), Economía feminista: desafíos, propuestas y alianzas. n. a.: Entrepueblos/Entrepobles/Entrepobos/Herriarte, 121-142.

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