Ciudades CIDEU, Género

Priorizar los cuidados en las políticas urbanas para sostener la vida

En los últimos años, y gracias a las reivindicaciones del movimiento feminista, los cuidados se han convertido en un tema de la agenda política pública. Sin embargo, esta visibilidad no siempre se ha complementado con acciones concretas para mejorar la materialidad de los cuidados en los espacios urbanos.

Los entornos urbanos son el escenario en el que se desarrolla nuestra vida cotidiana, en una estructura urbana que se define por los valores de una sociedad capitalista y patriarcal, dos sistemas que se retroalimentan. El sistema patriarcal naturaliza e invisibiliza las tareas reproductivas, por lo que también son olvidadas a la hora de planificar el territorio y diseñar políticas públicas.

Barueri, Brasil – Timinho Livelo, Livelo, Alphaville. Foto: Marcelo Pereira / FOTOKA

Los entornos urbanos se han configurado a partir del dualismo público-privado que segrega el espacio según estos dos ámbitos y le asigna funciones específicas (productivo-repro­ductivo), a las que también se le atribuyen categorías genéricas (masculino-femenino). Nuestras ciudades continúan construyéndose a partir de la división sexual del trabajo, que sitúa los cuidados en el ámbito privado, responsabilizando casi exclusivamente a las mujeres de su desarrollo y priorizando las actividades productivas en el diseño del espacio urbano. La desvalorización social de los cuidados se traduce en políticas públicas que no incluyen las necesidades derivadas de la sostenibilidad de la vida cuando se planifican los espacios urbanos, se organizan los horarios o se diseñan programas culturales, sociales, deportivos o de ocio.

Dolors Comas d’Argemir[1] (1993) define los cuidados como todas aquellas actividades que se realizan para el bienestar físico, psíquico y emocional de las personas.

Se pueden clasificar los cuidados en directos e indirectos. Los directos se refieren a las actividades realizadas directamente con las personas a quienes se dirigen: dar de comer a un bebé, atender una persona enferma, charlar con una adolescente, etc. Los cuidados indirectos aluden a las actividades que tradicionalmente se denominaba como trabajo doméstico: limpiar la casa, la ropa, cocinar, hacer la compra y también todas las tareas de gestión y organización de los trabajos del hogar (Carrasco, Borderías y Turns, 2011[2]).

La dimensión social de los cuidados nos permite identificar, quiénes son las personas que proveen de cuidados, como a quienes son receptoras. En relación a quién los recibe, diferentes autoras feministas (Carrasco, Borderías y Torns[3]; Pérez Orozco y López Gil[4]; Herrero[5]) reivindican la dependencia como característica innata de los seres humanos, en contraposición a la quimera capitalista de la autosuficiencia y el individualismo, por lo tanto, todas las personas somos receptoras de cuidados. Sin embargo, la intensidad de cuidados que necesita cada persona son diferentes y éstos pueden incrementarse en ciertos momentos de la vida, que pueden tener que ver con el ciclo vital, pero también con estados de salud mental o sobrecarga de actividad. Reconocer la heterogeneidad de los cuidados permite visibilizar la diversidad de estructuras, herramientas y estrategias necesarias para proveerlos.

Por otro lado, la distribución de los trabajos de cuidados sigue recayendo principalmente en las mujeres, tanto si éstos son remunerados, como si se dan en el marco de la responsabilidad familiar y los roles de género. En el Estado español, las mujeres dedican el doble de horas semanas a los trabajos de cuidados según el INE; en América Latina y el Caribe las mujeres dedican un 19,6% de su tiempo al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado mientras que los hombres apenas un 7,3%, de acuerdo con los cálculos de la CEPAL.

Es importante analizar la feminización de los cuidados, ya que la falta de condiciones materiales adecuadas para cuidar, convierte al trabajo de cuidados es un vector que genera desigualdad, y que impacta en la economía, la pobreza de tiempo y la salud física y mental de las personas cuidadoras. Esta situación es transversal a las diferentes posiciones en relación con los cuidados: trabajadoras en el sector económico de los cuidados; cuidadoras de personas dependientes; o personas con diversidad funcional que se autocuidan o cuidan a otras personas.

Si pensamos en los cuidados desde su dimensión espacial, es decir, sobre cómo el espacio urbano acompaña a la heterogeneidad de actividades de cuidados que se desarrollan cotidianamente, es evidente que existen grandes carencias. Nuestros espacios urbanos no están pensados para proporcionar un apoyo físico para la vulnerabilidad, que es innata en la vida. Solo hay que prestar atención al espacio que ocupan los coches en las calles, a diferencia del espacio delimitado para las personas viandantes; el número de bancos en proporción a los asientos de terrazas en los espacios públicos; la falta de espacios para la atención a los cuidados como guarderías o centros para personas mayores; o las carencias dotacionales de baños públicos, fuentes o vegetación, entre otros muchos ejemplos.

En 2015, Col·lectiu Punt 6, apelando a la necesidad de un cambio de estructural de paradigma urbano, definimos el concepto de ciudad cuidadora, como una ciudad que te cuida, te deja cuidarte, te permite cuidar a otras personas y cuida del entorno y que pone a las personas en el centro de las decisiones urbanas teniendo en cuenta la diversidad de experiencias, necesidades y deseos.

El primer paso es analizar cuáles son los recursos, espacios y redes que existen para cuidar en cada territorio. Una vez identificados estos elementos pensar en cómo se puede coser el territorio, desde un paradigma de no crecimiento, sino de restauración, cooperación y conexión.

No existe una fórmula mágica para construir ciudades y territorios cuidadores, pero el espacio tiene que cumplir determinadas características, desde las diferentes escalas, para favorecer y facilitar las tareas y la gestión de los cuidados (tanto el autocuidado como el cuidado de otras personas): proximidad, continuidad, accesibilidad, conciliación, autonomía, corresponsabilidad, dotación, seguridad y habitabilidad.La transición hacia una ciudad cuidadora significa poner los cuidados en el centro desde una perspectiva política y feminista. Es decir, reivindicando que son imprescindibles para la sostenibilidad de la vida, pero sin construir una imagen idealizada y naif. Los cuidados nos comportan alegrías, aprendizajes, sentirnos acompañadas, pero también comportan esfuerzo, dolor, agotamiento, frustración y tristeza. Repensar los territorios desde las necesidades de los cuidados mejoraría las condiciones de vida materiales e inmateriales de muchas personas y fomentaría una sociedad corresponsable con los cuidados. El ámbito municipal es lo más próximo a la ciudadanía, por lo cual tiene la capacidad de conocer de manera más directa las necesidades de las personas en relación con la provisión de los cuidados, y también de proporcionar un apoyo material a estas. El papel de los municipios tiene que ser proporcionar un apoyo físico adecuado para satisfacer la red compleja de cuidados que es necesaria para sostener la vida. Afortunadamente, hoy tenemos ejemplos de municipios que están apostando por prácticas que dotan de contenido la reivindicación feminista de sostener la vida.


[1] Comas, d’Argemir, M D (1993) “Sobre el apoyo y el cuidado. División del trabajo, género y parentesco”. En Perspectivas en el estudio del parentesco y la familia, VI Congreso de Antropología FAAEE/Asociación Canaria de Antropología, Tenerife. 1993. p. 65-82.

[2] Carrasco, Cristina; Borderías, Cristina y Torns, Teresa (2011) “Introducción. El trabajo de cuidados: antecedentes históricos y debates actuals” En: Carrasco, Cristina; Borderías, Cristina y Torns, Teresa (ed) El trabajo de cuidados. Historia, teoría y políticas Colección economía crítica y ecologismo social, los libros de la Catarata

[3] Idem [4] Pérez Orozco, Amaia y López Gil, Silvia (2011) “Desigualdades a flor de piel: cadenas globales de cuidados: concreciones en el empleo de hogar y articulaciones políticas: concreciones en el empleo de hogar y articulaciones políticas” ONU Mujeres Santo Domingo[5] Herrero, Y. (2017) “Economía ecológica y economía feminista: Un diálogo necesario” En Carrasco Bengoa, C. y Díaz Corral, C. (eds.), Economía feminista: desafíos, propuestas y alianzas. n. a.: Entrepueblos/Entrepobles/Entrepobos/Herriarte, 121-142.

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Actividades CIDEU, Ciudades CIDEU

Por un 2024 para seguir impulsando estrategias y transformando ciudades

Hace cinco años en CIDEU iniciamos una dinámica de reflexión interna con el objetivo de definir una ruta de acción que nos permitiera fortalecer la red, para estar en mejores condiciones de apoyar a las ciudades a responder a los desafíos que enfrentan cada día. Esto conllevó un proceso de renovación con nuevas alianzas, nuevos proyectos, nuevos espacios de colaboración, y con ello, más y mejores beneficios para las ciudades de la red.

Gracias a ese ejercicio, pudimos afrontar los desafíos de la pandemia, adaptando y flexibilizando nuestra oferta para acompañar a las ciudades. La red ha sido punto de encuentro para compartir experiencias y estrategias en los momentos más difíciles, acercando soluciones e ideas que permitieron eficientizar tiempo y recursos. Hemos logrado adaptar nuestros modelos de trabajo, aprendiendo la importancia de ser flexibles y ofrecer en cada momento aquello que las ciudades necesitan.

También hemos reafirmado la importancia de la planificación estratégica urbana y el rol fundamental de CIDEU para impulsarla, lo que nos ha permitido segmentar mejor nuestra oferta de valor. Participando activamente en CIDEU, las ciudades obtienen conocimiento para impulsar sus estrategias y proyectos, conexión con otras ciudades para intercambiar experiencias y aprendizajes, así como visibilidad y proyección internacional de sus buenas prácticas.

En esta dinámica, cerramos el año 2023 con 52 gobiernos locales y entidades iberoamericanas involucradas activamente en el trabajo en red, participando en seis Microrredes de Estrategias urbanas que reunieron a 120 participantes de 40 ciudades y entidades; en cinco 5 mentorías en las que participaron 40 representantes de 10 ciudades; y en 9 webinarios que contaron en total con más de 600 participantes.

Además, 124 personas de 61 ciudades se capacitaron en las acciones formativas, que tienen como protagonista la Especialización en Pensamiento Estratégico Urbano; y el Congreso Planificación y Acción Climática en las ciudades reunió a más de 120 participantes de 40 ciudades.

En 2024 seguimos firmes en nuestro objetivo de fortalecer, a través del trabajo en red, la capacidad de las ciudades para implementar estrategias y proyectos que les permitan enfrentar los desafíos de la realidad urbana.

Teniendo la planificación estratégica urbana como eje central, este año continuaremos fortaleciendo las líneas de trabajo en temáticas clave como movilidad urbana sostenible, sistemas de cuidado, acción climática, gobernanza metropolitana, derecho a la vivienda, innovación pública y transición digital, entre otros.           

El XXVI Congreso de CIDEU tendrá lugar en la ciudad de Zaragoza, España, del 3 al 5 de julio de 2024, una actividad que convoca a todas las ciudades y entidades miembros de la red, para compartir experiencias y aprendizajes sobre una temática relevante.

Durante el primer semestre de 2024 iniciará la quinta edición de las Microrredes de Estrategias Urbanas, que son espacios de colaboración y trabajo en red entre ciudades, que tienen el objetivo de encontrar nuevas respuestas a los desafíos urbanos, a través del intercambio de conocimientos y experiencias entre pares. Desde 2020 han operado 20 microrredes, con la participación de más de 60 ciudades y organizaciones de Iberoamérica  

Durante 2024 se mantendrá abierta la convocatoria a participar del programa Mentoría entre ciudades[, un modelo de cooperación bilateral que promueve la transferencia de conocimiento entre pares, en el que una ciudad con más expertise asesora a otra para ayudarle a alcanzar sus objetivos. En el marco de este programa, las ciudades de la red tienen la oportunidad de mentorizar a otras ciudades en aquellos ámbitos en los que tienen buenas prácticas, y pueden recibir mentorización para fortalecer sus proyectos.

Este año continuará la programación del Ciclo de Encuentros Iberoamericanos, un espacio de encuentro e intercambio virtual para compartir inquietudes, ideas y soluciones vinculadas a desafíos y experiencias urbanas, que se realiza cada mes, abierto al público. Desde 2020 se ha realizado 35 webinarios.

En el Campus de Estrategias Urbanas iniciará en mayo la XIX edición de la Especialización en Pensamiento Estratégico Urbano, con un seminario presencial en Durango, México. Impartida desde el año 2005, su objetivo es formar profesionales capaces de diseñar y gestionar con los/as actores sociales, los planes y proyectos estratégicos que mejorarán la calidad de vida de la ciudadanía en el mundo global. Además, se ofrecerán tres Cursos de Especialización.

El Campus ofrece también ocho Cápsulas Formativas disponibles todo el año, sobre aspectos clave de la gestión estratégica urbana, que se realizan de manera asincrónica y autogestionada. CIDEU ofrece además a sus socios, el diseño e impartición de acciones de Formación Ad-Hoc, con el objetivo de contribuir a fortalecer sus capacidades técnicas vinculadas a la estratégica urbana y su praxis, respondiendo a necesidades específicas.

Finalmente, se dará un impulso al Observatorio del Pensamiento Estratégico Urbano, creado el año pasado como un espacio permanente de investigación y trabajo colaborativo, para fortalecer la producción y difusión de conocimiento sobre la planificación estratégica urbana en Iberoamérica, desde una perspectiva interdisciplinaria e innovadora. Actualmente se trabaja en la sistematización de resultados de los espacios de intercambio técnico, para ponerlos a disposición de las ciudades.

El año pasado celebramos en CIDEU 30 años impulsando la transformación de las ciudades a través de la planificación estratégica urbana. Recuperar con todas las ciudades, los testimonios sobre cómo el trabajo en la red les ha facilitado esta tarea, nos motiva a seguir trabajando para mantener, fortalecer y ampliar esta gran comunidad iberoamericana que sueña con lograr mejores ciudades para todas las personas.


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Ciudades CIDEU

Laboratorio de Vida, la estrategia de Antioquia para el desarrollo territorial equilibrado

Antioquia es uno de los departamentos con mayor índice de competitividad de Colombia, de acuerdo con los datos del Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario para 2023. Este territorio tiene la fortuna de haberse construido en tierra fértil, rica en minerales y rodeada de lo verde de sus montañas, ríos caudalosos y de una gran extensión de mar. Esto sumado a las capacidades territoriales desarrolladas en medio de la construcción del Plan Estratégico Agenda Antioquia 2040, que busca posicionarse como el Corazón Verde de América, plantea una visión que respaldada por más de 110 mil ciudadanos presenta entre varios componentes la propuesta de un nuevo modelo de desarrollo territorial que busca el equilibrio y potenciar las capacidades de cada territorio para hacer de Antioquia el lugar soñado.

Para ello, la planificación integral es una herramienta fundamental que permite avanzar en la superación de los grandes retos que tiene desde lo ambiental, social y económico y hacer de Antioquia un departamento de referencia nacional e internacional.

En respuesta de ello surge el Laboratorio de Vida, una propuesta innovadora para mejorar las condiciones de territorios mineros en las subregiones Bajo Cauca y el Nordeste, con apuestas muy importantes en educación y formación del capital humano, creación del distrito minero, el distrito del maíz, la formalización y la regeneración territorial, que directamente debe permitir enfrentar el desafío de años de deforestación en estos lugares del departamento.

La paradoja del oro

En muchos de los territorios colombianos el oro es un fenómeno complejo y contradictorio. Por un lado, ha sido una fuente de riqueza y desarrollo económico para el país, atrayendo inversiones y generando empleo. Sin embargo, también ha sido origen de conflictos sociales y ambientales debido a la explotación ilegal de recursos, la contaminación de los ríos y la deforestación.

En muchos de los territorios colombianos el oro es un fenómeno complejo y contradictorio. Por un lado, ha sido una fuente de riqueza y desarrollo económico para el país, atrayendo inversiones y generando empleo. Sin embargo, también ha sido origen de conflictos sociales y ambientales debido a la explotación ilegal de recursos, la contaminación de los ríos y la deforestación.

En las subregiones Bajo Cauca y Nordeste se extrae el 74% del oro del Departamento, equivalente al 56% de la producción total del país, situación que lo posicionan en un escenario de gran riqueza mineral. Pero, al mismo tiempo, en estos territorios existen altos niveles de pobreza, violencia e inseguridad con deficiencias acceso a servicios y oportunidades básicas. Por ejemplo, la incidencia de la pobreza monetaria extrema en el Bajo Cauca es 7,92%, el doble que, en el resto de Antioquia, que equivale a 3,98%. Es decir, por cada persona con pobreza monetaria extrema en el resto de Antioquia hay dos más, en Bajo Cauca.

Para abordar esta paradoja, es fundamental promover la competitividad sostenible, la utilización de tecnologías más limpias y el trabajo articulado con las comunidades locales para recoger los saberes ancestrales, aprovechar los beneficios económicos del oro de manera sostenible y equitativa, sin comprometer el bienestar de las comunidades y el entorno natural. De ahí, la necesidad de fomentar la diversificación económica en las regiones mineras, para reducir la dependencia exclusiva del oro como fuente de ingresos.

De esa manera, nos enfrentamos  a grandes retos desde la planificación y gestión estratégica de este territorio que implican repensar la estrategia de gobernanza, desde el cómo integrar y articular los diferentes procesos de desarrollo territorial para los veinte (20) municipios que componen esta subregiones, así como articular los diferentes niveles de gobierno presentes y atender los conflictos de competencias, armonizar los intereses sectoriales en términos de productividad y sostenibilidad ambiental y congregar y vincular al sector privado y público en estrategias de investigación y búsqueda de soluciones a los profundos conflictos estructurales subyacentes desde el punto de vista ambiental, social y económico.

Así surge el laboratorio de vida. Se establece como objetivo principal y mayor premisa de este Plan el respeto y protección de la vida, en todas sus formas y manifestaciones; el reconocimiento de las oportunidades del territorio y el cierre de las brechas poblacionales y territoriales del desarrollo y de esa forma, impulsar los procesos de transformación social y cultural de la sociedad, a partir de escenarios de participación donde los diferentes actores se consideran fuente de co-creación del desarrollo territorial.

Laboratorio de Vida

Consolidar un territorio en equilibrio, que logre revitalizarse y regenerarse a partir del desarrollo económico como su riqueza ecosistémica, además de impulsar la convergencia institucional para resignificar un modelo de gobernanza que trascienda el corto plazo y se establezca de forma permanente en el territorio, son grandes objetivos del Laboratorio de Vida.

Esta estrategia se consolida como el instrumento que localiza y pone en valor las voces ciudadanas de las subregiones del Bajo Cauca, Nordeste e incluso Norte que durante los diálogos de la Agenda Antioquia 2040 propusieron que su región fuera reconocida en el largo plazo como regiones de vida y con ello demandan educación, desarrollo rural, productividad y cuidado del medio ambiente, protección de la vida, justicia, libertad, un territorio de paz y feliz. Por ello, el Laboratorio de Vida plantea en cinco líneas estratégicas consolidar un territorio sostenible, equitativo y en paz, que ponga la vida en el centro y avance integralmente a la implementación de proyectos en el ámbito socioeconómico, de infraestructura, educación, cultura, medio ambiente, seguridad y productividad.

Dichas líneas estratégicas incorporan las principales confluencias en la caracterización, entre las debilidades, necesidades, demandas, potencialidades y desafíos, identificadas durante los diálogos de la Agenda Antioquia 2040 y los distintos espacios de movilización permitiendo de esta manera focalizar la actuación integral en este territorio. Así mismo de acuerdo con el propósito y objetivo de cada línea, se definen programas y proyectos, los cuales bajo un enfoque participativo y de innovación social, priorizan las acciones específicas a implementar. Actualmente el Laboratorio de vida avanza en la implementación de proyectos previstos para el corto plazo con una inversión de más de $267.583 millones de pesos colombianos.

  • Educación para la vida
  • Condiciones de vida digna
  • Seguridad humana, convivencia y paz
  • Hábitat en equilibrio
  • Economía productiva integral

Adicional, se activó un grupo gestor en el territorio desde donde se asume el funcionamiento a corto, mediano y largo plazo del Laboratorio de Vida, el cual a través de metodologías participativas trabaja en la actualización el reconocimiento de las dinámicas territoriales, gestiona permanentemente el banco de iniciativas y consolida la formulación colectiva de los proyectos estratégicos de impacto regional que dinamiza esta apuesta.

Dos proyectos a resaltar del laboratorio son:

1) Aulas Vivas. Se planta como un aula móvil para potenciar una cultura regenerativa que incluye Eco Parcelas experimentales demostrativas y un multicampus agroproductivo en Yalí. Se busca así el fortalecimiento de emprendimientos enfocados en la apicultura y meliponicultura por medio de aulas y auditorios, zonas de cultivo y espacios de aprendizaje al aire libre con el último fin de avanzar en el cierre de brechas entre las zonas rurales y urbanas.

2) Multicampus agroindustrial en el Municipio de Anorí. Proyecto estratégico que contempla senderos multipropósito, equipamientos culturales, educativos y de servicio, zonas de aprendizaje agroecológico al aire libre y zonas de esparcimiento, contemplación y concientización del paisaje del Nordeste de Antioquia. Este proyecto tiene el propósito de fomentar en la región la cultura regenerativa que potencie procesos ambientales existentes y sea un espacio óptimo para promover iniciativas como las Huerta-escuela para avanzar en el cierre de brechas entre las zonas rural y urbana el fortalecimiento de la seguridad alimentaria del territorio y potenciación de capacidades y habilidades para la vida y el liderazgo.

Para concluir, el Laboratorio de Vida se pretende desarrollar desde un enfoque de innovación social y con ello permitir siempre que, a través del diálogo sectorial, interinstitucional y comunitario se articulen los recursos, ideas y estrategias para hacer frente a dificultades y generar las transformaciones que se necesitan.

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Ciudades

El MUHBA, museo de la ciudadanía

El Museu d’Història de Barcelona – MUHBA, que celebra su 80 aniversario este 2023, ha reabierto sus puertas transformado en un museo de ciudad de nueva generación del siglo XXI, el nuevo museo de la ciudadanía.

La Casa Padellàs, un espacio de síntesis para explicar la historia de Barcelona, que cuenta con un patio concebido como museo ágora. © MUHBA, Foto: Jaime Irigoyen

El MUHBA se define como una institución de conocimiento histórico urbano y patrimonialización en red, policéntrica, con un hub o núcleo vertebrador en la Casa Padellàs y con espacios patrimoniales por la ciudad, para sustentar un relato coral de Barcelona, y con una programación pública sobre el mundo urbano y su historia en múltiples formatos, muy atenta al mundo educativo. De cara a alcanzar este objetivo, el Museo trabaja en cooperación con otras instituciones y entidades, y con la ciudadanía, para llevar a cabo las funciones de coleccionar, estudiar y conservar los testimonios del pasado, promover la investigación sobre su trayectoria, cuidar la red de espacios patrimoniales y confeccionar la programación general y educativa.

Las líneas estratégicas que el museo ha seguido a lo largo de los últimos años para definirse como museo de la ciudadanía se pueden resumir en cuatro ejes:

Conocimiento y educación. El museo de la ciudad debe ser un centro generador de conocimiento abierto a la ciudadanía, con un programa de impulso a la investigación en historia y patrimonios de Barcelona, que difumine las barreras entre investigación y difusión y que apueste por la interacción con el mundo educativo como museo escuela. El proyecto educativo debe hacer camino hacia un modelo que vincule estrechamente los sistemas educativo y cultural. En un mundo conectado y vulnerable, a las puertas de la revolución tecnológica 5G y la inteligencia artificial, el museo debe repensar en términos digitales sus formatos, en pro de una mayor democracia cultural. Las tecnologías digitales son la base de una estrategia del museo para la construcción de un nuevo sistema integral que permita incorporar todo el conjunto de saberes, representaciones y patrimonios.

Policentrismo urbano. El museo de la ciudad se configura como museo red, territorializado, con las salas distribuidas por polos patrimoniales que configuran su relato histórico coral, del centro a la periferia y de la periferia al centro, en tanto que equipamiento de conocimiento y representación de doble escala, de barrio y de ciudad al mismo tiempo. El MUHBA ha consolidado su red con 55 salas urbanas distribuidas por toda la ciudad en un total de 18 espacios patrimoniales de características diversas. Desde esta perspectiva, la Casa Padellàs se convierte en la Casa de la Historia de Barcelona, núcleo vertebrador y de síntesis de la trayectoria histórica de Barcelona, en un diálogo constante con las distintas sedes del museo y con todos sus públicos. Asimismo, se trabaja intensamente junto al río Besòs en un proyecto compartido con diferentes agentes para perfilar cuatro de las aproximaciones estratégicas con las que el MUHBA aborda la metrópoli: proveer, trabajar, habitar y urbanizar, vinculadas a la Casa de l’Aigua de la Trinitat, la fábrica Fabra i Coats, las Cases Barates del Bon Pastor (espacio recientemente inaugurado) y la nave Oliva Artés.

55 salas urbanas distribuidas en espacios patrimoniales por toda la ciudad. ©MUHBA

Transdisciplinariedad. El museo tiene en la historia urbana, con la ciudad como objeto y sujeto, el marco conceptual para situar e interpretar los patrimonios y legados urbanos, de la arqueología y la arquitectura a la alimentación y a las innovaciones literarias y musicales a lo largo de los siglos. Cuidar el legado recibido y enriquecerlo, empezando por la consolidación de la colección contemporánea, es imprescindible para crear relatos que integren investigación, patrimonio y programación pública.

Participación y Cogestión. El museo de ciudad debe poder perfilarse como laboratorio ciudadano participativo en el conjunto de su actividad y con fórmulas de cogestión con los distritos y con los centros de estudios locales y las entidades vecinales en el cuidado de aquellos espacios patrimoniales que sean gestionados conjuntamente con el tejido social. El MUHBA quiere ser un entorno de experimentación compartida con la ciudadanía para generar nuevas aproximaciones a la ciudad.

Estos ejes programáticos configuran el museo como “kit de conocimiento histórico y conciencia urbana” para promover la inclusión ciudadana, el turismo sostenible y la construcción de Europa, en la línea de la nueva museología urbana que promueve el MUHBA desde las redes internacionales. El interés por impulsar esta línea de trabajo fue la base para crear desde el Museo, hace una década, la Red Europea de Museos de Ciudad – CITYHIST, y para convertirse en 2021 en la sede del congreso mundial del CAMOC, la sección de museos de ciudad de la Unesco/ICOM, o la sede de los EMYA 2023, el Premio al Museo Europeo del Año, el galardón más prestigioso que se concede a un museo en Europa, por el European Museum Forum (EMF).

Una versión anterior de este artículo se publicó en la editorial del MUHBA Butlletí núm. 35

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Redes de ciudades

Las ciudades latinoamericanas y el papel de las asociaciones municipales

Latinoamérica vive momentos de una complejidad sin precedente: profundización de la pobreza, desbordamiento de la inseguridad urbana, crecientes expresiones de ingobernabilidad, déficits cada vez mayores de infraestructuras sociales, centralismo que agobia a ciudades y regiones, más allá de las crisis sanitarias y climáticas. Todo un entorno que abre espacios a la agudización de las desigualdades sociales.

Frente a ello, todos los órdenes de gobierno, y especialmente los gobiernos locales, tenemos el deber de construir un orden del desarrollo sobre bases más sólidas y perdurables. Desafío nada fácil si conocemos la larga historia de centralismo y frágil vida institucional de los actores públicos en casi toda la región.

Ese historial nos ha dificultado establecer una arquitectura política, constitucional, competencial, hacendaria y de gobernanza que resuelva las muchas y complejas problemáticas de ciudades que -a la vez- acogen cada vez más poblaciones demandantes de satisfactores, siendo la región más urbanizada del mundo.

Frente a ello, tenemos también buenas razones para un optimismo razonado: esta generación hemos definido una Nueva Agenda Urbana, unos Objetivos del Desarrollo Sostenible y una Agenda 2030. Tenemos ahí una visión y una hoja de ruta.

Esos instrumentos son un pacto de amplio consenso, que señala metas, propósitos tangibles, visión estratégica, oportunidad de medir resultados, un plan de localización de ODS y la oportunidad de contribuir a mejorar la armonía del desarrollo que el planeta esta rápidamente perdiendo.

En nuestra región latinoamericana es imperativo construir una alianza múltiple y de gran alcance para contener el deterioro político, social, económico y ambiental que está afectando a la mayoría de los 33 países, y en algunos casos de forma dramática y casi irreversible.

Ante la ausencia de políticas de estado y de un acuerdo hemisférico que oriente el desarrollo con mayor certidumbre, debemos preguntarnos cuál es el papel de los líderes y de las instituciones locales, y es ahí donde las asociaciones de gobiernos locales debemos asumir una clara responsabilidad.

Con el liderazgo de CGLU a nivel mundial y con la responsabilidad de FLACMA como entidad coordinadora de los gobiernos locales de Latinoamérica y el Caribe, y como Sección Latinoamericana de la propia CGLU, hoy tenemos un plan y una ruta.

Por ello es que FLACMA postula varias líneas de actuación para los gobiernos locales: 1) unidad regional basada en la colaboración; 2) proyecto de desarrollo con bases firmes y gobernanza; 3) agendas sectoriales que generen progreso y bienestar; 4) colaboración horizontal, cooperación internacional y financiamiento; y 5) asociacionismo, alianzas y coordinación entre órdenes de gobierno.

Para ello, promovemos la estructuración de un amplio movimiento de gobiernos locales que agrupe a las 16,400 ciudades y los 200 gobiernos regionales con una agenda común; y para ello es que hemos promovido el trabajo concertado entre las más de 65 asociaciones nacionales de gobiernos locales, las 30 redes de ciudades regionales y las más de 200 plataformas que trabajan en diferentes ámbitos del desarrollo local.

Todos juntos estamos promoviendo vínculos de relacionamiento con organismos multilaterales (ONU, OEA, CEPAL, SEGIB, Parlatino, CELAC, SICA, etc.), el agrupamiento de nuestro movimiento dentro del organismo mundial de ciudades (CGLU), la vinculación de las redes regionales (UCCI, UIM, CIDEU, ICLEI, GcoM, etc.), y la gestión de agendas políticas con gobiernos nacionales y congresos.

Impulsar la descentralización y sentar las bases de un desarrollo sostenible con énfasis local no es, desde luego, una tarea fácil; por ello también trabajamos junto a líderes de la sociedad civil, instituciones académicas, entidades privadas, organismos internacionales y agencias de cooperación, buscando concertar esfuerzos para mejorar la calidad de vida de nuestra gente en cada ciudad, cantón, distrito, municipio, comunidad local o barrio.

Nadie hará por nosotros lo que a nosotros nos corresponde atender. Somos los latinoamericanos y nuestras organizaciones públicas, sociales o privadas las que debemos ser protagonistas de un mejor futuro.

Por ello FLACMA ha emprendido en Latinoamérica hace varios lustros actuaciones institucionales orientadas a acelerar la localización de los ODS, de la Nueva Agenda Urbana y de la Agenda 2023.

En alianza con entidades internacionales, académicas y de la sociedad civil, trabajamos concertadamente en los ámbitos de actuación de cada uno de ellos y en sucesivos procesos donde tienen sus propias fortalezas.

Después de 41 años de su fundación, FLACMA vive un momento de crecimiento y fortaleza, y tiene muy clara su misión principal de impulsar una agenda de desarrollo local orientada a mejorar la calidad de vida de los más de 650 millones de personas que habitamos las ciudades de la Región.

Por eso, impulsamos un plan amplio de iniciativas, proyectos, programas o eventos institucionales, en los que movilizamos nuestra estructura política, asociativa e institucional. Solo mencionaré tres de nuestros 49 proyectos institucionales: el Plan de Vinculación Internacional que busca fondos y asistencia técnica para iniciativas locales; la Estrategia de Aprendizaje entre Asociaciones y Ciudades y la creación del Instituto latinoamericano de Formación Municipal; o el Premio Latinoamericano al Buen Gobierno Municipal, que reconoce anualmente proyectos emblemáticos y replicables de las ciudades.

Para lograr la puesta en práctica de nuestro plan de acción tenemos un cuerpo directivo integrado en nuestro Buró Ejecutivo, hemos creado 15 redes de alcaldes, 5 consejos con aliados, 3 oficinas internacionales en las principales regiones del mundo, y 14 comisiones de trabajo institucionales temáticas.

Tenemos también una estructura territorial con representaciones en cada uno de los 33 países, 3 confederaciones subregionales (Centroamérica y el Caribe, Zona Andina, y Sudamérica), y una sede permanente en Ciudad de México.

Muchas de nuestras actuaciones en las últimas décadas han sido desarrolladas en estrecha colaboración con el CIDEU, organismo con el que nos une una larga e intensa historia de iniciativas realizadas en forma conjunta.

Tenemos una visión y un compromiso común, que es la modernización de las gestiones urbanas, y que seguramente tendrá larga vida.

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