En el marco del XXVII Congreso de
CIDEU, celebrado en Tunja, Colombia, con el tema “Gobernanza colaborativa
hacia un futuro sostenible”, se consolidó un nuevo hito para el trabajo en
red entre ciudades iberoamericanas.
Durante el encuentro, las
ciudades y entidades miembros compartieron experiencias, desafíos y estrategias
en torno a cómo están colaborando con otros municipios y organizaciones para
solucionar desafíos complejos que trascienden las fronteras administrativas y
requieren respuestas coordinadas, como la gestión de los recursos naturales, la
movilidad y el transporte, la prestación de servicios públicos, y la necesidad
de equilibrar el desarrollo económico con la sostenibilidad ambiental.
Uno de los momentos centrales del
congreso fue la reunión de la Asamblea General de CIDEU, en la que las ciudades
y entidades socias de la red suscribieron la Declaración de Tunja 2025.
Esta declaración reafirma la necesidad de fortalecer la gobernanza colaborativa
como estrategia fundamental para afrontar los retos urbanos actuales.
A través de esta declaración, las
ciudades se comprometieron a trabajar de forma articulada, tanto dentro de la
red como en sus propios territorios, en torno a ocho ejes estratégicos:
🟣 Principales compromisos
de la Declaración de Tunja 2025
Impulsar una agenda común para promover la
gobernanza colaborativa como pilar central de la gestión local y regional
hacia territorios sostenibles.
Fomentar una planificación estratégica
territorial con visión supramunicipal, que aborde retos compartidos
más allá de las fronteras administrativas.
Desarrollar modelos de gestión innovadores
que integren soluciones coordinadas entre administraciones y promuevan
alianzas entre actores públicos, privados y comunitarios, basadas en el
diálogo, la corresponsabilidad y la transparencia.
Construir un concepto común de gobernanza
colaborativa, centrado en las personas, con perspectiva de derechos,
inclusión, equidad, género y diversidades.
Aprovechar la innovación tecnológica y el
enfoque de ciudades inteligentes, para transformar la gestión pública
y fortalecer la transparencia.
Promover la resiliencia climática,
impulsando políticas y acciones para mitigar los impactos del cambio
climático y reducir la vulnerabilidad de los territorios.
Fortalecer el posicionamiento internacional de
las ciudades, como actores clave en múltiples escalas del desarrollo
sostenible.
Diseñar e implementar instrumentos financieros
eficaces e innovadores, que aseguren la prestación de servicios de
calidad bajo esquemas colaborativos y multinivel.
Con esta declaración, las
ciudades de CIDEU reafirman su compromiso con la Agenda 2030, la Nueva
Agenda Urbana y la construcción de una comunidad de territorios conectados,
equitativos y sostenibles.
El congreso CIDEU deja como
legado un llamado colectivo a profundizar la colaboración, fortalecer
capacidades institucionales y avanzar hacia una gobernanza transformadora que
responda a las necesidades y aspiraciones de las personas.
La transversalización de la igualdad de género es una estrategia que se desarrolla en la Intendencia de Montevideo desde hace más de dos décadas. En estos años se han diseñado, implementado y evaluado tres planes de Igualdad[1]; actualmente el instrumento que orienta la política de transversalidad es la Estrategia para la Igualdad de género de Montevideo 2021 – 2025 (EIGM).
7.º Encuentro de equipos de igualdad departamentales y municipales, centro de conferencias de la Intendencia de Montevideo. Setiembre de 2023.
La política de transversalidad en
Montevideo es impulsada por un amplio entramado institucional, integrado por la
División Asesoría para la Igualdad de Género como mecanismo rector,
funcionariado de diferentes áreas y unidades y por representantes de la sociedad
civil. Estos actores trabajan de manera articulada desde los equipos de
igualdad, creados en el año 2013 para la elaboración del 3er. Plan de Igualdad.
Los equipos de igualdad ocupan un rol clave en este entramado, sosteniendo,
enriqueciendo y profundizando la inclusión de la igualdad de género como eje
sustantivo de las políticas del gobierno de Montevideo. Estos equipos funcionan
en las distintas dependencias de la Intendencia (2do nivel de gobierno) y en
los Municipios de Montevideo (3er nivel de gobierno) y tienen como principal
cometido referenciar los procesos de incorporación de la perspectiva de
igualdad de género en las políticas principales de su ámbito de incidencia.
Están integrados por funcionariado de las distintas dependencias y en el caso
de los equipos de igualdad de los municipios, también están integrado por
sociedad civil (a través de organizaciones, grupos de mujeres e integrantes de
concejos vecinales, entre otros), siendo promotores fundamentales de la
capacitación y sensibilización del funcionariado y la ciudadanía en la
temática.
La construcción e implementación de la
política transversal de igualdad de género prioriza la participación de la más
amplia variedad de actores institucionales tanto del segundo como del tercer
nivel de gobierno de Montevideo, procurando alianzas estratégicas para la
generación de acuerdos y compromisos colectivos. La Estrategia para la Igualdad
de Género de Montevideo 2021-2025, fue elaborada de manera participativa con
más de 400 participaciones en su diseño (organizaciones sociales y colectivos,
funcionariado y direcciones políticas) y se constituye en la hoja de ruta
política y técnica para la Intendencia de Montevideo y los Municipios.
La Estrategia se estructura en cinco ejes principales: Una vida libre de violencia de género y generaciones, Empoderamiento y autonomía de las mujeres, Derecho a la ciudad y al territorio, Cultura organizacional con igualdad de género y Transversalidad de género. Cada uno de estos ejes tiene objetivos generales, objetivos específicos y líneas de acción que dan marco a las metas que anualmente se integran a la planificación institucional[2]. A su vez, los cinco ejes están atravesados por tres miradas transversales: Territorio, Interseccionalidad y Participación.
En
los últimos años varios fueron los avances en relación a la política
transversal de igualdad de género de Montevideo.
La División Asesoría para la Igualdad de
Género (DAIG) se jerarquizó, ascendiendo en el organigrama institucional,
triplicando su presupuesto y logrando su participación en el gabinete de
gobierno. En la actual gestión, la igualdad de género fue definida como un
lineamiento estratégico en los procesos de planificación institucional y del presupuesto
quinquenal y anual para los departamentos de la Intendencia de Montevideo y los
municipios.
En el año 2022, se aprobó el Decreto
departamental para la igualdad de género y no discriminación, teniendo como
objetivo respaldar y consolidar la transversalización de la igualdad de género
en las políticas de Montevideo, dando cumplimiento a los compromisos
internacionales sobre derechos humanos y derechos de las mujeres suscritos por
el Estado uruguayo y leyes nacionales.
El entramado para la igualdad de género
se ha consolidado, con la creación de Unidades funcionales de género en áreas
claves como Gestión Humana y con la designación de personas referentes de
género en distintas dependencias, que facilitan la articulación de los equipos
con las autoridades respectivas.
A su vez, se ha generado un mecanismo de
monitoreo y rendición de cuentas anual y quinquenal de la política pública de
igualdad de género, para visibilizar los avances y resultados en los distintos
ejes de la Estrategia. La Intendencia de Montevideo viene trabajando para
mejorar sus sistemas de información y en este marco se logró la creación en
2024 de un Observatorio de Datos en Igualdad de Género que promueve la
transparencia en la gestión.
Para afianzar la política de
transversalidad resulta fundamental contar con una estrategia de capacitación,
formación y sensibilización permanente para el funcionariado y los cargos de
conducción. Con este fin, en el 2024 se aprobó la creación de un Sistema de
formación para la igualdad de género en la institución.
El proceso de transversalización de la
igualdad de género requiere de una sociedad civil activa que plantee problemas,
necesidades y propuestas, y a la vez pueda monitorear el cumplimiento de la
política pública. Durante el período, se ha mantenido un diálogo permanente con
las organizaciones de la sociedad civil, colectivos feministas, grupos de
mujeres y disidencias, a través de distintas instancias. Su aporte ha sido
fundamental en el diseño, gestión y evaluación de las políticas de igualdad de
género, así como para pensar los desafíos futuros.
En estos años se ha hecho un esfuerzo por
visibilizar los recursos financieros y los mecanismos presupuestales necesarios
para potenciar la política de igualdad de género en la Intendencia de
Montevideo. El compromiso institucional con el proceso de transversalidad de la
igualdad de género tiene larga data, pero la tendencia es ir profundizando las
acciones que permitan realizar transformaciones sostenibles y perdurables.
La última rendición quinquenal
(marzo 2025), permite identificar desafíos y recomendaciones para dar
continuidad a la política de igualdad de género de Montevideo[3]. La
voluntad política, los recursos humanos y financieros, y una cultura
organizacional favorable a la igualdad, constituyen tres pilares básicos para
la consolidación de la política de transversalidad.
[1]1er. Plan de Igualdad de Oportunidades y Derechos (2002
– 2005), 2do. Plan de Igualdad de Igualdad de Oportunidades y Derechos entre
mujeres y varones de Montevideo (2007-2011) , 3er. Plan de Igualdad de Género.
Montevideo avanza en derechos sin discriminaciones (2014 – 2020)
[2] La EIGM contiene 15 objetivos generales, 36 objetivos específicos, 90 líneas de acción y 550 metas anuales promedio. Link a la Estrategia para la Igualdad de Género de Montevideo: https://bit.ly/4k9wtAO
[3]Link a Rendición de cuentas 2021-2024 de las políticas de igualdad de género de Montevideo: https://bit.ly/4dEc70c
En un mundo donde la digitalización está redefiniendo la gestión pública, los gobiernos locales enfrentan el reto de transformar la inmensa cantidad de datos generados en conocimiento útil para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía. Sin un enfoque estructurado, la tecnología puede quedar fragmentada en iniciativas aisladas, limitando su impacto y sostenibilidad a largo plazo.
La clave para una transición exitosa hacia una ciudad inteligente radica en la capacidad de los gobiernos locales de gestionar de manera integrada y eficiente la información de sus territorios.
En este marco, la Municipalidad de San Martín ha desarrollado su propuesta para un Modelo Unificado de Datos, una iniciativa que busca consolidar la transformación digital del municipio y avanzar hacia una ciudad verdaderamente inteligente. Este modelo unificado de datos se presenta como una solución estratégica para centralizar, analizar y utilizar estos datos con el objetivo de optimizar la toma de decisiones, mejorar la prestación de servicios y fomentar la participación ciudadana.
El Desafío: De Ciudades Digitales a Ciudades Inteligentes
Las ciudades digitales han avanzado en la incorporación de tecnología para la gestión urbana, pero muchas veces de manera fragmentada y sin una estrategia de integración a largo plazo. Este fenómeno ha llevado a que múltiples gobiernos locales enfrenten dificultades para coordinar sus sistemas de información, generando ineficiencia, duplicación de esfuerzos y pérdida de oportunidades en la gestión pública.
Para los/as líderes de gobiernos locales, el desafío no es sólo adoptar nuevas tecnologías, sino garantizar que estas trabajen en conjunto dentro de un marco coherente de gobernanza y sostenibilidad. La transición hacia una ciudad inteligente implica un cambio de paradigma en la administración municipal, donde los datos se convierten en el eje central para mejorar la planificación urbana, la seguridad, el transporte, la gestión ambiental y la eficiencia energética.
El siguiente gráfico ilustra la situación actual de los sistemas municipales de San Martín, evidenciando la fragmentación de la información. Actualmente, cada área opera con su propio ecosistema digital, generando silos de datos que dificultan la interoperabilidad y el análisis integral.
Para los/as líderes de gobiernos locales, esta problemática presenta varios desafíos clave:
Fragmentación de la información: El diagrama muestra una red dispersa de portales y sistemas que operan de forma independiente, lo que dificulta la coordinación entre áreas. Esto genera redundancia, falta de consistencia y problemas en la gestión de datos.
Dificultad en la toma de decisiones basada en datos: Al no existir una integración efectiva entre sistemas como el Portal del Ciudadano, el Portal de Habilitaciones, el Sistema de Gestión Municipal y las plataformas de salud, es complejo obtener información precisa y en tiempo real para definir políticas públicas eficaces.
Falta de interoperabilidad: La existencia de múltiples plataformas, como se refleja en la imagen, limita la posibilidad de generar un ecosistema de datos cohesionado. Sin un modelo unificado, los gobiernos locales se ven obligados a trabajar con sistemas inconexos, ralentizando los procesos administrativos y afectando la eficiencia operativa.
Experiencia del ciudadano fragmentada: Los/as habitantes de San Martín deben interactuar con múltiples portales y sistemas para acceder a servicios municipales, lo que genera una experiencia desarticulada y poco intuitiva. La falta de un acceso centralizado afecta la confianza en la gestión pública y reduce la participación ciudadana.
Seguridad y protección de datos: La existencia de numerosos sistemas independientes aumenta la vulnerabilidad frente a ciberataques y riesgos de fuga de información. Sin una estrategia de integración y seguridad unificada, la protección de los datos ciudadanos queda comprometida.
El Modelo Unificado de Datos de San Martín responde a este desafío con un enfoque holístico, que promueve la interoperabilidad entre sistemas municipales, la optimización de recursos y una toma de decisiones basada en datos en tiempo real.
Hacia un Modelo Unificado de Datos
Para superar estos desafíos, es fundamental avanzar hacia un modelo de datos unificado, que permita integrar los distintos sistemas municipales en una plataforma centralizada.
Esto implica:
Desarrollar una arquitectura de datos interoperable, donde todos los sistemas municipales puedan compartir información en tiempo real sin perder su independencia funcional.
Implementar una estrategia de gobernanza de datos, estableciendo estándares y protocolos que aseguren la calidad, seguridad y privacidad de la información.
Optimizar la experiencia del ciudadano, ofreciendo un acceso único y centralizado a los servicios municipales a través de plataformas digitales intuitivas y eficientes.
Aprovechar el análisis de datos para la toma de decisiones, utilizando inteligencia artificial y analítica avanzada para detectar patrones, predecir necesidades y mejorar la planificación urbana.
Beneficios para una Transición Sostenible
La transición de una ciudad digital a una ciudad inteligente requiere un modelo de datos integrado que garantice la interoperabilidad entre los distintos sistemas municipales. Esto es crucial porque permite consolidar, analizar y aprovechar los datos de manera eficiente para la toma de decisiones basada en evidencia.
Mayor eficiencia en la gestión municipal: Optimización de recursos y reducción de costos operativos.
Mejor toma de decisiones: Información precisa y en tiempo real para políticas públicas basadas en evidencia.
Mejor calidad de vida para la ciudadanía: Servicios más accesibles, seguros y eficientes.
Desarrollo económico y atracción de inversiones: Fomento de un ecosistema de innovación y tecnología en la ciudad.
Conclusión
La transformación digital de las ciudades es un paso crucial, pero no suficiente para lograr una ciudad verdaderamente inteligente. La clave está en la integración, la interoperabilidad y la sostenibilidad de los datos. San Martín se posiciona como un referente en América Latina al impulsar un modelo de datos unificado, demostrando que la transición hacia ciudades inteligentes no solo es posible, sino también una necesidad urgente para el futuro urbano.
El desafío ahora es continuar fortaleciendo la gobernanza de datos, promoviendo la colaboración público-privada y garantizando que la tecnología esté siempre al servicio de la ciudadanía. La experiencia de San Martín en este camino será un ejemplo clave para otras ciudades que buscan avanzar hacia una gestión urbana más inteligente y sostenible.
La
movilidad urbana sostenible es un pilar fundamental en la agenda global del
desarrollo urbano. Existen avances en distintos ámbitos como la tecnología, la
gestión de datos y la academia que están a la vanguardia de las mejores
prácticas y que parecieran mostrar una ruta clara para conseguir ciudades más
sostenibles a través de su movilidad.
Sin
embargo, a partir de los intercambios generados en la Microrred de Estrategias Urbanas de movilidad
urbana sostenible de CIDEU se identificó que, pese a la disponibilidad de
conocimiento y herramientas, lograr un sistema de movilidad sostenible sigue
siendo una aspiración retadora en varios contextos latinoamericanos. Las ciudades de la región enfrentan
desafíos estructurales que limitan su capacidad de aprovechar plenamente los
avances actuales.
En
este artículo se exploran cuatro desafíos clave que emergieron de estas
conversaciones con las ciudades participantes de la microrred, con el objetivo
de generar una reflexión colectiva que inspire ideas que permitan superar estas
barreras, impulsando a las ciudades hacia un futuro más sostenible, inclusivo y
resiliente.
Desfase entre patrones de
crecimiento urbano y sistemas de movilidad
Aunque
los planes estratégicos para lograr sistemas de movilidad sostenible son
fundamentales, existen al menos dos tensiones clave que deben ser consideradas
durante su formulación y ejecución.
Primero,
las ciudades experimentan un crecimiento constante, lo que genera que los patrones de crecimiento urbano no
siempre se alineen con los tiempos de implementación de las soluciones
planteadas en estos planes y -en ocasiones- ni con sus trazados. En segundo
lugar, aunque muchas ciudades cuentan con instrumentos de planificación urbana,
se presenta una dificultad para
armonizar los planes de desarrollo urbano con los de movilidad.
De
esta manera, puede que la puesta en
marcha de los planes resulte ser más lenta que el crecimiento propio de las
ciudades, creando un desajuste que desconecta las zonas residenciales,
comerciales e industriales de las infraestructuras de movilidad que se planean.
Adicionalmente, el reto de la coordinación institucional entre planes podría
dar lugar a sistemas de transporte que resultan en una integración deficiente
de los diferentes modos de transporte frente a las necesidades de los/as
habitantes de las ciudades.
En
respuesta a este desafío, las ciudades diseñan elementos que pueden contribuir
a gestionarlos. Por ejemplo, la ciudad de Puebla, además de tener el Programa de Movilidad Sostenible ha contado con un cronograma anual detallado
que les ha permitido cumplir hitos a través de los años. Por su parte, Bogotá,
desde el 2021, se esforzó por incorporar la visión estratégica de movilidad en
el instrumento de planificación territorial aprobado y de manera célere logró
formular y aprobar, su Plan de Movilidad Sostenible y Segura, con lo que
esperan tener un desarrollo coordinado y armonizado.
Aterrizar los beneficios de
una movilidad urbana sostenible para la ciudadanía
En
la mayoría de las sesiones de la microrred hubo una constante interrogante
sobre cómo lograr el apoyo de la
ciudadanía a las soluciones de movilidad sostenible, puntualmente de
aquellas que buscan una redistribución del espacio público, dando más espacio a
la movilidad peatonal y de ciclistas. Además, se evidencia una resistencia de
gremios de transporte en algunas ciudades, y también de los/as usuarios/as al no
querer cambiar sus hábitos de movilidad, con una fuerte preferencia por ser
recogidos y dejados en la puerta de sus destinos, lo que complican aún más los
esfuerzos de desincentivar el uso de vehículos privados.
En respuesta, se destacó la importancia de trabajar con colectivos ciudadanos que puedan brindar soporte a las iniciativas que emprenden las municipalidades. También, se destacó la educación como elemento clave para fomentar un cambio cultural hacía una movilidad más sostenible. Adicionalmente, se reflexionó sobre la importancia de que los modos más sostenibles también mejoren los tiempos de viaje ya que en la experiencia de São Paulo, en la ciudadanía prevalece el llegar rápido a sus hogares sobre las externalidades negativas que tienen los modos de transporte que funcionan mediante combustibles fósiles.
Dificultades para estructurar
sistemas de datos útiles y eficaces
Uno
de los principales desafíos en el contexto latinoamericano es la recolección de datos sin un propósito
claro, lo que lleva a la acumulación de información que no responde a
problemas específicos ni contribuye a decisiones efectivas. Además, los datos obtenidos suelen carecer de
representatividad, ya que frecuentemente se limitan a las realidades de
áreas urbanas centrales o de usuarios del transporte formal, dejando fuera a
sectores vulnerables como las zonas rurales o periurbanas. Esta falta de representatividad puede distorsionar los diagnósticos y
las políticas públicas, al no reflejar las necesidades de toda la población.
Otro
error recurrente es el uso de datos desactualizados o inconsistentes, lo que
lleva a tomar decisiones basadas en patrones que ya no corresponden a las
dinámicas actuales de las ciudades. A esto se suma la dependencia excesiva de
tecnologías externas, como los datos de telefonía móvil o GPS, sin calibrarlos
con información local. Esta desconexión entre los datos y la realidad local puede generar diagnósticos
erróneos y decisiones ineficaces, lo que resalta la necesidad de una mayor
integración entre las fuentes de datos externas y las realidades urbanas
específicas.
Por
último, otro desafío crítico es la desconexión entre la recolección de datos y
la implementación de políticas, debido a la falta de capacidades técnicas o de coordinación entre instituciones.
Esto provoca que la información recolectada no se traduzca en acciones
concretas. Además, la tendencia a priorizar la cantidad sobre la calidad de los
datos diluye los esfuerzos y reduce la efectividad de las herramientas
utilizadas para la toma de decisiones. Este panorama subraya la necesidad de un
enfoque más estratégico y coordinado en la recolección, análisis y uso de datos
para la movilidad urbana en la región.
La visión de largo plazo
versus los cambios en liderazgos políticos
Otro
desafío para la movilidad urbana sostenible es garantizar la continuidad de los
proyectos a pesar de los cambios en los liderazgos políticos. La transición de
un gobierno a otro, especialmente en ciclos de cuatro años, puede interrumpir o
desviar los planes establecidos, afectando la ejecución de proyectos de
infraestructura y políticas de movilidad. Otra forma en la que se expresa este
desafío es la fragmentación entre las
visiones políticas de diferentes niveles de gobierno, especialmente para proyectos
de gran envergadura, como sistemas de transporte público, concesiones de
transporte o incluso para la implementación de infraestructura energética, lo
que requiere coordinación a escala estatal, metropolitana o federal.
Para
contrarrestar estas interrupciones, algunas ciudades han implementado
diferentes estrategias. En Colombia, por ejemplo, la alineación de los ciclos
electorales entre el nivel nacional y local permite presentar propuestas antes
de las elecciones locales, generando en ocasiones un respaldo programático que
trasciende los cambios políticos, sin embargo, esto no sucede en todos los
casos. Por su parte, Lima ha desarrollado normativas específicas que clasifican
y regulan las redes de ciclovías, asegurando su desarrollo continuo
independientemente de las administraciones. Finalmente, la ciudad de Puebla
enfatizó en la importancia de identificar y trabajar con sectores de la
ciudadanía que estén de acuerdo con las políticas de movilidad sostenible,
creando un consenso social que respalde las iniciativas de movilidad
sostenible, fomentando y exigiendo su continuidad en el tiempo.
Conclusión: la importancia
del aprendizaje colectivo
Los
desafíos identificados en la búsqueda de una movilidad urbana sostenible son
también oportunidades para repensar cómo se planifican, implementan y dan
continuidad a las soluciones en las ciudades de América Latina. A pesar de las
barreras estructurales, la experiencia
de distintas ciudades demuestra que es posible generar ajustes o avances cuando
se alinean la planificación urbana y la movilidad, se construye confianza con
la ciudadanía, se aprovecha estratégicamente la información y se consolidan
políticas a largo plazo.
También
es relevante rescatar el papel de los y las servidoras públicas de las
ciudades. Si bien los vaivenes políticos son una preocupación común, también lo
es la intención de avanzar hacia una movilidad más limpia. Esto debería
reconocerse como una ganancia que ha permitido la implementación y
sostenibilidad de proyectos y planes a lo largo del tiempo.
Para
ello, es clave seguir promoviendo
espacios de aprendizaje entre pares que permitan el intercambio de experiencias
y lecciones aprendidas entre ciudades. La Microrred de Movilidad Urbana
Sostenible ha demostrado que compartir aciertos y errores puede acelerar la
implementación de soluciones adaptadas a cada contexto. Construir sobre el
conocimiento colectivo fortalece la capacidad de respuesta de las ciudades y
abre nuevas oportunidades para seguir avanzando hacia una movilidad urbana más
sostenible e inclusiva.
Hace unas décadas, Medellín
era sinónimo de fracaso y desesperanza. Los años 90 estuvieron marcados por la
violencia y el crimen, posicionando a la ciudad como un epicentro del
narcotráfico a nivel mundial. Sin embargo, en pocos años, estamos escribiendo una
nueva historia basada en la resiliencia, la innovación y el desarrollo
sostenible.
Hoy, somos una urbe en
constante evolución, reinventándonos una y otra vez para ofrecer a quienes nos
visitan y deciden invertir en nuestro territorio una plataforma sólida,
confiable y vibrante. Medellín ha superado la adversidad con esperanza y
transformación social, consolidándonos como un referente mundial en procesos de
urbanismo, movilidad y sostenibilidad.
La comunidad internacional ha
sido protagonista en proyectos emblemáticos de esta historia: Metro de
Medellín, con su sistema integrado de metro, tranvía, metrocables y buses
articulados, ha revolucionado la movilidad y la inclusión social. La Comuna 13,
antes afectada por la violencia, es hoy un símbolo de turismo, arte urbano y
desarrollo con sus icónicas escaleras eléctricas. Parques del Río ha recuperado
el entorno del Río Medellín, integrando espacios públicos verdes, mientras que
los Corredores Verdes han convertido el cemento en vegetación, reduciendo la
contaminación y mejorando la calidad del aire.
Estos proyectos son solo una
muestra de cómo nos hemos convertido en referente mundial de urbanismo,
sostenibilidad e innovación social.
La internacionalización como
estrategia de transformación
En este proceso de cambio, la
internacionalización ha jugado un papel fundamental. Medellín no solo ha
trabajado en su propia transformación, sino que ha fortalecido sus lazos con el
mundo, estableciendo alianzas estratégicas y promoviendo la cooperación para el
desarrollo.
En este camino, la Agencia de
Cooperación e Inversión de Medellín y el Área Metropolitana (ACI Medellín),
desde su creación en 2002, ha sido un actor clave en la consolidación de la
imagen de la ciudad en el contexto global. A través de la articulación con
organismos internacionales, embajadas, redes de ciudades y empresas
extranjeras, ha impulsado proyectos que han sido ejemplo de éxito y han
permitido que hoy nos vean como un socio confiable para la inversión y la
cooperación.
El mundo hoy nos reconoce, no
por nuestro pasado, sino por la capacidad para reinventarnos y construir un
futuro próspero, donde la innovación y el desarrollo sostenible continúen
siendo los pilares del crecimiento.
La ACI Medellín ha sido un
puente entre la ciudad y el mundo, facilitando la llegada de inversores,
cooperantes y expertos internacionales que han contribuido a la evolución
urbana de la región. Desde la Agencia hemos promovido la atracción de inversión
extranjera directa por más de USD $ 3.7 mil millones, impactando sectores clave
como la tecnología, energías renovables, educación y turismo. Además, hemos
gestionado más de USD $ 131 millones en cooperación internacional para
proyectos que han transformado la ciudad y mejorado la calidad de vida de los
habitantes.
Innovación social y urbanismo
para una ciudad incluyente
Uno de los ejes más
destacados en la transformación urbana ha sido la inclusión social. A través de
la cooperación internacional, hemos impulsado proyectos emblemáticos como el
sistema de transporte público integrado (Metrocable y Tranvía), los Parques
Biblioteca y las Unidades de Vida Articulada (UVA), que han llevado educación,
cultura y oportunidades a zonas que históricamente estuvieron marginadas.
La estrategia de
internacionalización también nos ha permitido posicionarnos como un laboratorio
de innovación social y urbanística. Hemos recibido más de 35 premios
internacionales, incluido el Lee Kuan Yew World City Prize, conocido como el
“Nobel de las ciudades”, y el C40 Bloomberg Philanthropies Award, que
reconoce los esfuerzos en sostenibilidad y lucha contra el cambio climático.
Reflexiones y desafíos para
el futuro
¿Cómo pueden otras ciudades
replicar este modelo de desarrollo basado en la confianza, la cooperación y la
sostenibilidad?
El reto para el futuro es
consolidar estos avances y asegurar que la transformación de Medellín continúe
beneficiando a todas las comunidades. La ciudad enfrenta nuevos desafíos, como
la adaptación al cambio climático y la transición hacia una economía del
conocimiento, donde la innovación y la educación serán fundamentales.
La apuesta actual de la ACI
Medellín es atraer inversión inteligente y focalizada para la generación de
empleo y beneficio a la comunidad de manera sostenible, así como la gestión de
recursos para los proyectos estratégicos de nuestra ciudad a través de mecanismos
de financiación al desarrollo, esto, va de la mano con el fortalecimiento de
las capacidades regionales para el acceso a este tipo de recursos. Finalmente,
consideramos fundamental continuar trabajando con la sociedad civil para
aumentar el impacto social y la sostenibilidad de los proyectos en el
territorio.
Así, la experiencia de la ACI
Medellín da cuenta de la importancia del posicionamiento internacional de las
buenas prácticas locales para generar lazos de confianza que permitan un
relacionamiento efectivo con el resto del mundo, pues ha sido precisamente eso,
la confianza, la que nos ha permitido continuar creciendo en un ecosistema
internacional tan cambiante.
Nuestra apuesta por el
desarrollo sostenible nos ha unido y nos continuará uniendo con el resto del
mundo, es por esto, que nuestro foco es seguir aportando al desarrollo de la
ciudad región a través de la confianza institucional y las relaciones de valor
con otros actores, pues consideramos que esta es la clave para la construcción
de un entorno que tenga en el centro al desarrollo sostenible.
En conclusión, el respaldo de
la comunidad internacional ha sido clave en la transformación de Medellín.
Ahora, queremos que nuestra ciudad sea un modelo de inspiración para otras que
enfrentan desafíos similares, ofreciendo nuestras experiencias y buenas
prácticas como un camino viable hacia la resiliencia, el desarrollo sostenible
y el éxito compartido.