Ciudades CIDEU, Congreso CIDEU

Ciudades y entidades de CIDEU se comprometen en la acción frente al cambio climático

Del 5 al 7 de julio la ciudad de Mendoza acogió el XXV Congreso CIDEU, que contó con la participación de 120 representantes de 40 ciudades iberoamericanas, quienes reflexionaron e intercambiaron experiencias y aprendizajes en torno a los desafíos que conlleva la planificación y la acción climática en las ciudades. En la Asamblea General, las ciudades y entidades de la red suscribieron la Declaración de Mendoza 2023: La Planificación y Acción Climática en las Ciudades.

La Asamblea General de ciudades y entidades miembros del Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano CIDEU, reunida el 7 de julio de 2023 en Mendoza, Argentina, en reconocimiento al liderazgo de esta ciudad en la acción para enfrentar la emergencia climática y con motivo del XXV Congreso de CIDEU para compartir experiencias, conocimiento y pensar conjuntamente sobre los desafíos que plantean la “planificación y acción climática”, promueve la siguiente declaración:

En los últimos 30 años CIDEU, la red de ciudades Iberoamericanas, se ha caracterizado por promover la planificación de las ciudades e impulsar acciones estratégicas para su transformación positiva, a partir del desarrollo de capacidades innovadoras, acción colaborativa y trabajo en red, propiciando diversas respuestas ante los desafíos urbanos locales y globales, relacionados con el espacio público, la vivienda, las políticas del cuidado, y en esta ocasión, sobre los desafíos que plantea el cambio climático.

Con esta declaración entendemos que:

Las actividades humanas han propiciado cambios muy significativos en la evolución y desarrollo del planeta, sus ecosistemas y todos los seres que lo habitan. No obstante, en los últimos 200 años estas acciones se han convertido en una amenaza para nuestra supervivencia como especie. La evidencia muestra que, en la producción de energía a partir de combustibles fósiles en la industria, el transporte y la edificación, se origina el 79% de las emisiones globales de gases efecto invernadero – GEI.

Estas actividades humanas y sus impactos alteran gradualmente la distribución de los patrones del clima, una crisis creciente y en algunos casos irreversible denominada Cambio Climático, que va más allá del calentamiento global, el agotamiento de la capa de ozono, la desertificación y la polución, con impactos en la economía, en la salud, la seguridad y producción de alimentos, entre otras. Esta crisis climática evidencia además las condiciones imperantes de desigualdad, inequidad y segregación espacial y social, que afectan más severamente a las comunidades pobres y vulnerables, e incluso a aquellas zonas que no son las causantes de los problemas.

Infortunadamente, la mayoría de países no ha cumplido los límites de seguridad climática del Acuerdo de París 2015 y los impactos adversos en los seres y en el planeta son alarmantes, al punto que en 2022, en su Sexto Informe de Evaluación, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático – IPCC, advierte que el “Cambio climático es una amenaza para el bienestar humano y la salud del planeta, y la ‘ventana de oportunidad’ que la humanidad tiene para asegurarse un futuro habitable y sostenible para todos se cierra rápidamente”.

Esto es un claro llamado a la acción decidida e inmediata; y es desde las ciudades donde se ganará o se perderá este desafío. Los cambios climáticos más peligrosos pueden ser evitados si cambiamos nuestro sistema de consumo a partir del uso racional y eficiente de los recursos naturales con el uso de energías limpias y renovables, y haciendo ajustes en algunos de los sistemas humanos de producción hacia la circularidad y una ocupación del territorio más controlada, planificada y consciente; si aseguramos comunidades participativas, cohesionadas y saludables, es decir, si establecemos una adecuada gobernanza urbana y ambiental, a partir de un modelo de desarrollo más resiliente y sostenible.

Reconocemos la importancia de la acción local para abordar los desafíos globales y estamos convencidos de que se requiere la implementación de estrategias y soluciones innovadoras, así como el cumplimiento de las metas y propuestas de las diversas agendas globales.

Las ciudades y entidades miembros de CIDEU nos comprometemos a:

  1. Acelerar el cumplimiento de los compromisos y metas locales para combatir el cambio climático, según los objetivos planteados en el Acuerdo de París y las conclusiones de la reciente Conferencia de las Partes COP27.
  2. Agilizar en nuestros territorios urbanos y rurales la puesta en marcha de planes, programas y proyectos, así como sus marcos regulatorios, encaminados a controlar y reducir las emisiones de gases efecto invernadero y demás aspectos que originan la crisis climática; actuando con conciencia de futuro (equidad intergeneracional), justicia social (equidad intra-generacional) y responsabilidad global (equidad territorial).
  3. Implementar una gobernanza climática participativa, multisectorial, cocreada con los diversos grupos de actores, en la cual, tanto el sector público como el privado y el comunitario, se comprometan y actúen en la implementación de estrategias inclusivas, justas y equitativas para avanzar en la mitigación de riesgos, la adaptación, la resiliencia y el desarrollo sostenible.
  4. Promover el uso eficiente de energías limpias, renovables, la electrificación de los sistemas urbanos, la promoción de infraestructuras verdes, sistemas de drenaje sostenible, manejo respetuoso del ciclo del agua, agricultura urbana, así como la circularidad y producción cercana que reducen la huella de carbono y su impacto ambiental.
  5. Transformar los modelos de movilidad pasando de la primacía del vehículo privado a sistemas públicos de transporte eficientes y no contaminantes, apoyando transformaciones tecnológicas para el uso de energías limpias y promoviendo los modos no motorizados de desplazamiento como la bicicletas y el caminar, como complemento a políticas de promoción de zonas de bajas emisiones y acciones que favorezcan la consolidación de ciudades de proximidad, densas y compactas que impacten positivamente en la salud de la población y del planeta.
  6. Trabajar para que nuestras ciudades sean resilientes, estén preparadas para responder proactivamente ante los impactos del cambio climático y eviten procesos que agraven la crisis ambiental. Ciudades con comunidades fuertes y con alto compromiso cívico, social y ambiental; que sean a su vez más justas, equitativas y cuidadoras, teniendo a las personas en el centro de la política pública, favoreciendo el derecho a la ciudad, a la vivienda asequible y a entornos de calidad para las generaciones presente y futuras.
  7. Asunción de la responsabilidad de lo urbano respecto a lo rural, en tanto que forman parte de un mismo sistema y, teniendo en cuenta que el metabolismo de las ciudades depende de contar con unos entornos rurales cuidados que ofrezcan de manera conveniente agua, alimentos o energía. Igualmente, las ciudades no serán sostenibles si no se piensa en su impacto sobre el entorno rural.
  8. Introducir normas e incentivos tributarios y tarifarios para la Acción Climática, aumentar los espacios públicos verdes y el arbolado, así como las construcciones “verdes, con líneas de crédito para su construcción o adaptación. Buscar que las edificaciones tanto públicas como privadas sean eficientes y produzcan el mínimo impacto en el ambiente, tanto en los procesos de la fabricación de sus materiales, como en el trascurso de su construcción, uso y reciclaje.
  9. Plantear los cambios culturales necesarios para que esta situación amenazante mejore y no se repita. Trabajaremos para estar preparadas para actuar sobre las amenazas que nos plantea el Cambio Climático como la contaminación, olas de calor, lluvias torrenciales, aumento del nivel de las aguas y demás; porque sabemos que la sostenibilidad global se genera a partir de lo local. Nuestra acción en los territorios y las comunidades, concurrente con las acciones del Gobierno Central, será fundamental para el control del cambio climático, la viabilidad de los ecosistemas y la sostenibilidad de nuestros sistemas económicos y sociales. En este sentido, se fomentarán programas educativos que integren y promuevan el compromiso ambiental desde edades primarias, formulando planes educativos transversales del tema cambio climático en los programas académicos con las materias básicas. 
  10. Crear un banco de proyectos, acciones y experiencias de las ciudades miembro para potenciar el intercambio y la colaboración mediante recorridos exitosos y poder generar una guía que aporte a la planificación climática de nuestras ciudades.

ACCIÓN CLIMÁTICA: nuestra responsabilidad compartida para crear ciudades resilientes.

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CIUDADES QUE CUIDAN: a las personas, al planeta y a la democracia

Conclusiones del XXIV Congreso de CIDEU

Una ciudad cuidadora es aquella que, poniendo a las personas en el centro, presta especial atención a las y los ciudadanos en situación de mayor fragilidad y vulnerabilidad, priorizando la justicia social y ambiental en las políticas públicas y el ordenamiento urbano.

Una ciudad que cuida de las personas ha de diseñar e implementar políticas públicas encaminadas a que todas las personas puedan desarrollar su proyecto vital en las mejores condiciones posibles, sin importar su género, edad, funcionalidad, condición económica, orientación sexual o religiosa u origen, para conseguir una sociedad más inclusiva, justa y segura, garantizando el bienestar social.

Unas ciudades que cuidan de las personas, en línea con los Objetivos de la Agenda para el Desarrollo Sostenible, contribuirán a transformar nuestro planeta, mejorando las vidas y las perspectivas de todas las personas que en ellas residen, teniendo presente que las ciudades y áreas urbanas concentran a cerca del 70% de la población mundial.

Para ello, estas políticas han de incidir en la mejora del acceso a un empleo digno, a la vivienda y garantizar la adecuada provisión de infraestructuras, equipamientos y espacio público accesible, un entorno urbano amigable y próximo; han de construir el adecuado soporte para el desarrollo de la actividad económica, cultural, social y comunitaria (redes de apoyo asistencial y comunitario…).

Una ciudad que cuida del planeta ha de orientar su estrategia de ciudad y sus políticas en pro de la sostenibilidad medioambiental, teniendo en cuenta que las propias ciudades, sus habitantes y la actividad urbana se ven directamente afectadas por el cambio climático y sus consecuencias, y que tienen, además, una responsabilidad directa en el mismo, siendo responsables de más del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero y del consumo del 78% de la energía global.

Es por esto por lo que han de desempeñar un papel crucial en la lucha frente a dicho cambio climático, a través de políticas y acciones contundentes en mitigación y también en adaptación frente a los efectos del calentamiento global.

Al mismo tiempo, una ciudad que cuida del planeta ha de encaminar sus pasos a la transformación del modelo urbano, dirigiendo sus políticas urbanas hacia un planeamiento que reduzca la dispersión urbana y frene la expansión, actuando en el entorno construido, planificando a través del urbanismo de género, en clave de barrio y en clave de proximidad, para conseguir una ciudad más compacta y cercana, más verde y con más espacios libres y un sistema de transporte público eficaz y sostenible que permita recuperar la ciudad para la ciudadanía, primando la movilidad peatonal y ciclista.

La transformación del sistema de movilidad debe ir acompañada de una transición energética, basada tanto en la electrificación y como en el impulso de energías renovables, así como en la búsqueda de la eficiencia energética (en la edificación, la movilidad, la actividad económica…).

Una ciudad que cuida el planeta ha de apostar de forma decidida por la reducción de la generación de residuos y por su reciclaje, apoyando el desarrollo de la economía circular, el uso sostenible de los recursos y facilitando un metabolismo urbano equilibrado y eficiente (agua, energía, alimentos, personas…).

Una ciudad que cuida el planeta debe establecer acciones encaminadas a la gestión de entornos urbanos saludables y sostenibles, promoviendo su reverdecimiento, la renaturalización de los espacios urbanos y protegiendo la biodiversidad.

Las ciudades, germen mismo de la democracia y epicentros progresistas de los países, cumplen un rol esencial en el ejercicio de participación de la ciudadanía, en el desarrollo de la innovación social y en la gestación de unas sociedades plurales y diversas.

Una ciudad que cuida de la democracia y promueve la paz, reconoce las necesidades y voces de una ciudadanía diversa, facilita los procesos de inclusión y genera canales de participación, fomentando la corresponsabilidad ciudadana, la colaboración interinstitucional y entre el conjunto de agentes público-privados, y el respeto por los Derechos Humanos.

La atención durante la pandemia, de los flujos migratorios o la gestión desde la perspectiva local de los impactos de las crisis económicas y los conflictos geopolíticos, evidencian el papel de las ciudades como la primera línea de respuesta de los grandes retos globales detonados por los límites de la gobernanza a nivel nacional y global.

Es por ello que las ciudades y entidades de CIDEU, reunidas en su XXIV Congreso, se proponen incorporar al pensamiento estratégico de la ciudad el papel del cuidado, en todas sus acepciones, a través de proyectos específicos y de manera transversal en su gestión pública.

Entienden que, con independencia de las diferentes realidades, han de trabajar para afrontar las desigualdades sociales y los factores de exclusión de las ciudades, avanzando en una planificación urbana que ponga a las personas en el centro, destinando los recursos necesarios y a través de políticas innovadoras y valientes que afronten estas desigualdades desde la inclusión, prestando especial atención a las situaciones de vulnerabilidad y fragilidad a lo largo de la vida, ampliando las oportunidades, el bienestar y la calidad de vida de toda la ciudadanía.

Asumen su responsabilidad en la lucha contra el reto climático y el cuidado del planeta, para lo que han de establecer, desde sus competencias, las medidas y recursos necesarios para acelerar el cumplimiento de los objetivos de mitigación y adaptación, para reforzar la capacidad de adaptación y resiliencia, y minimizar la vulnerabilidad de las ciudades, en especial de las ciudades costeras, y sus habitantes.

Han de continuar trabajando, de manera más eficaz, en la reducción de la huella de carbono, adoptando medidas para un menor consumo y un uso más eficiente de la energía y los recursos, apoyando la transición energética, empleando energías sostenibles, promoviendo la circularidad económica e impulsando ciudades más compactas, apostando por una movilidad urbana sostenible, promoviendo la transformación del modelo urbano hacia ciudades más sostenibles, más próximas, más “verdes”, más peatonales, más saludables y más humanas.

Tienen un compromiso con el cuidado de la democracia, reconociendo la diversidad de las sociedades, impulsando la inclusión y participación de toda la ciudadanía en los procesos de construcción de la ciudad, fomentando la solidaridad y corresponsabilidad ciudadanas y los valores cívicos, la defensa de los Derechos Humanos y el apoyo a la puesta en marcha de las herramientas encaminadas un mayor empoderamiento de las y los ciudadanos que son quienes, en último término, conforman las ciudades.

Las ciudades y entidades de CIDEU se proponen profundizar en el diálogo y en el aprendizaje permanente y mutuo, para trabajar en la generación de propuestas dirigidas a las instancias legislativas y a las administraciones, instando a los gobiernos a promover innovación y avances tecnológicos orientados hacia esta perspectiva holística de los cuidados y a afrontar los grandes retos sociales y medioambientales, a través de medias regulatorias y financieras, que permitan a su vez un papel más activo de las ciudades en dichas estrategias.

Sabemos que las ciudades son fundamentales para el desarrollo de una sociedad más justa e inclusiva y creemos que igualmente las ciudades y sus habitantes han de tener un papel estratégico en el cuidado del planeta, así como en el impulso y cuidado de nuestros derechos y de los valores democráticos.

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