Una apuesta para el fortalecimiento institucional a través del análisis de información de seguridad ciudadana.
Durante los años 80 y 90 los medios de comunicación inundaban el país con titulares como Medellín: la ciudad más violenta del mundo. La guerra contra los carteles del narcotráfico y la configuración de otras violencias derivadas del conflicto armado nacional, marcaron tiempos donde el terror y el miedo eran cotidianos y los impactos de la violencia eran inimaginables, al punto de que para 1.991 se llegó al pico de 6.809 víctimas de homicidio en la ciudad, la mayoría de ellos jóvenes que vivían en medio de la zozobra propia de la violencia.
Después de tanto dolor y pérdida, Medellín se fortaleció y emprendió acciones gracias a la resiliencia de sus habitantes y al deseo de cambio de la sociedad civil, los cuales, en articulación con entidades del Estado y del sector privado, construyeron dinámicas para el restablecimiento de la confianza y la participación ciudadana en asuntos públicos. La articulación fue determinante para buscar estrategias que permitieran medir y hacer seguimiento a las problemáticas de seguridad y convivencia, lo cual era clave para tomar mejores decisiones.
En medio de este proceso era muy difícil conocer los impactos de la violencia, pues, ante el elevado número de víctimas y la pluralidad de las fuentes, no se sabía exactamente la magnitud del problema, inicialmente en términos de homicidios. Es así como en 1997, el Ministerio de Justicia propuso que se homologara un sistema de información y análisis, que se materializó en 1999 luego de que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) otorgara un crédito condonable a la Alcaldía de Medellín para la implementación de políticas públicas de prevención y promoción en materia de seguridad y convivencia. Así, entre 2004 y 2005, se creó el Observatorio de la Violencia, con el fin de recolectar datos relacionados con los delitos del Código Penal colombiano y se acordó con las instituciones de seguridad y justicia un mecanismo que mantuviera actualizada la información.
En principio, la recolección de datos para el análisis de información y los mecanismos de financiación se hicieron difíciles. Por ello, en 2008 la administración municipal decidió crear formalmente el Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (SISC), en el marco del Plan de Desarrollo Municipal, para fortalecerlo con la asignación de presupuesto y capacidades de análisis. Esto ha permitido hacer seguimiento a los principales indicadores de seguridad y convivencia en el territorio, con el fin de respaldar con evidencia técnica la toma informada de decisiones. Tal como lo plantea la Política Pública de Seguridad y Convivencia de la ciudad de Medellín, “el Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia es la principal herramienta para la planeación estatal en el proceso de identificación y de reconocimiento público de situaciones percibidas socialmente como problemáticas en relación con la seguridad y la convivencia que requieren la atención gubernamental”.
El SISC ha direccionado su esfuerzo en la investigación y aplicación del conocimiento usando datos y metodologías innovadoras, lo que le ha permitido ser reconocido como un observatorio público con ejercicios de buenas prácticas en el ciclo de la política pública. Esto ha sido posible gracias a la configuración de un equipo interdisciplinario e interdependiente que realiza análisis especializados de datos, por medio de la utilización de métodos cualitativos y cuantitativos novedosos.
Vale la pena destacar una de las más recientes iniciativas del SISC para el reconocimiento del sexo, la identidad de género y la orientación sexual en los indicadores de homicidios y delitos sexuales, registros sobre los que se tiene una incidencia directa desde el sistema. Así, el SISC cuenta con una clara diferenciación de las categorías de Orientación Sexual e Identidad de Género Diversas (OSIGD) para integrar espacios de análisis y discusión sobre violencias basadas en género. ello le ha permitido asumir un rol técnico en espacios como el Consejo de Seguridad Pública para las Mujeres, la Subcomisión de clasificación de feminicidios, el Comité coordinador municipal de violencias sexuales, la Mesa de seguimiento de casos priorizados del Centro de Atención Integral Víctimas de Abuso Sexual y la Mesa de Casos Urgentes de la población LGBTI.
De esta forma la experiencia del SISC da cuenta de la importancia de comprender los fenómenos de seguridad y convivencia, con procesos técnicos y científicos, soportando con evidencia las decisiones e intervenciones, a través de potentes diagnósticos del contexto de la ciudad, con una apuesta por mejorar las políticas públicas de seguridad y convivencia ciudadana. Este tipo de observatorios abren la posibilidad para que las ciudades generen acciones focalizadas y diferenciadas, acompañadas de la posibilidad de validación y evaluación, propiciando así las correcciones necesarias y aportando un fuerte sustento para la toma informada de decisiones.
Si deseas saber más sobre el SISC, accede a este enlace: https://bit.ly/3v55sqr